Dosier: "Estado, políticas públicas y extensión rural en clave de género"
Movemos el mundo: Aportes de la Teoría de la Reproducción Social para el estudio de la migración laboral de trabajadores/as agrarios/as
Resumen: El presente artículo tiene por objetivo resaltar los aportes de la Teoría de la Reproducción Social para analizar cómo se organiza la fuerza de trabajo agraria mediante la migración interna de trabajadores/as cosecheros/as que se trasladan de la provincia de Tucumán hacia otras provincias, buscando completar un ciclo de ocupación anual. En un primer apartado, desarrollamos las discusiones elaboradas por autoras feministas marxistas que han puesto en el centro del debate la reproducción de la fuerza de trabajo y cómo esta es repuesta de dos formas: por el reemplazamiento generacional (trabajadores/as crían niños/as para convertirse en trabajadores/as) o por el ingreso de nuevos/as trabajadores/as a la fuerza de trabajo (migraciones, trata laboral, etc.). En una segunda instancia, presentamos cómo se configuran los mercados de trabajo agrario, su carácter estacional y el fenómeno de las migraciones laborales, haciendo foco en aquellas que tienen a la provincia de Tucumán como lugar de origen de los/as llamados/as trabajadores/as golondrinas. Por último, analizamos entrevistas realizadas en la provincia de Tucumán y la política llamada “Plan de ayuda del personal transitorio”, aprobada por ley en mencionada provincia, destinada a organizar la migración laboral de cosecheros y cosecheras. De esta manera, abordamos el reemplazo de fuerza de trabajo en el sector agrario, considerando el rol del Estado, las empresas y los sindicatos, como así también los aportes del feminismo marxista para estudiar tanto a trabajadoras como a trabajadores.
Palabras clave: Trabajo Agrario, Migraciones, Feminismos.
We move the world: Contributions of the Theory of Social Reproduction to the study of labor migration of agricultural workers
Abstract: The objective of this article is to highlight the contributions of the Theory of Social Reproduction to analyze how the agricultural workforce is organized through the internal migration of harvest workers who move from the province of Tucumán to other provinces, seeking complete an annual work cycle. In the first section, we develop the discussions prepared by Marxist feminist authors who have placed the reproduction of the labor force at the center of the debate and how this is responded to in two ways: by generational replacement (workers raise children for become workers) or by the entry of new workers into the workforce (migrations, labor trafficking, etc.). In a second instance, we present how agricultural labor markets are configured, their seasonal nature and the phenomenon of labor migrations, focusing on those that have the province of Tucumán as the place of origin of the so-called workers. as swallows. Finally, we analyze interviews carried out in the province of Tucumán and the policy called “Transitional Personnel Assistance Plan”, approved by law in said province, intended to organize the labor migration of harvesters. In this way, we address the replacement of the workforce in the agricultural sector, considering the role of the State, companies and unions, as well as the contributions of Marxist feminism to study both male and female workers.
Keywords: Agricultural Work, Migrations, Feminism.
La historia del feminismo y el marxismo se
caracteriza por la existencia de constantes
posibilidades de encuentro que, sin embargo,
nunca han llevado a fraguar una unidad completa y
satisfactoria para ambas partes. Durante casi dos
siglos, el movimiento feminista y el movimiento
obrero se han encontrado en luchas, han trabajado
juntos, han desconfiado el uno del otro, han vuelto
a coincidir, a separarse, a redescubrirse, a renegar
y a observarse desde la distancia. Y así
sucesivamente. Hasta aquí. Hasta ahora (Sandra
Ezquerra, 2010 - Prólogo de “Las sin parte” de
Cinzia Arruzza)
Introducción
La demanda de fuerza de trabajo en el sector agropecuario se ha caracterizado históricamente por la estacionalidad de sus ciclos productivos, tendiendo el capital a circunscribir la contratación para tareas en determinados períodos. Donde más se manifiesta dicha estacionalidad es en las tareas de cosecha, dejando como saldo una división entre dos grupos de asalariados/as: transitorios y permanentes. En el caso de los transitorios, al no contar con una ocupación de forma continua en el año, deben combinar ocupaciones y tareas (agrícolas y no agrícolas), articulando puestos de trabajo diferenciados en un mismo año, es decir, en un ciclo ocupacional anual (Rosati, 2020; Neiman & Bardomás, 2021).
El fenómeno de las migraciones laborales, tanto internas como externas, vinculadas al sector agrario en Argentina no es reciente. Hace décadas que la constitución de los ciclos ocupacionales del sector se vincula a los procesos migratorios estacionales. Sin embargo, durante el primer mes del ASPO,1 medida tomada durante la pandemia por COVID-19, la situación de los/as llamados/as “trabajadores/as golondrinas” cobra visibilidad, debido a que “después de que se interrumpieron las cosechas, las terminales de ómnibus de distintos puntos de Argentina se llenaron de familias que querían volver a sus hogares, sin contar con alimentos, sitios para resguardarse o ayuda sanitaria esencial contra el virus” (Pizarro, 2021, p. 79).
En palabras de Varela (2021), “si hay algo que la pandemia puso en claro es que el trabajo y sus hacedores están lejos de desaparecer. Y lo hizo con todas las contradicciones a las que el capitalismo nos tiene acostumbrados: mostrando su esencialidad y, casi en el mismo acto, bajándole el precio. Pero, aun así, la centralidad del trabajo y de la clase-que-vive-de-él se asomó como hecho maldito del capitalismo neoliberal” (p. 97).
Titulares como “A un mes de cuarentena, todavía hay trabajadores golondrina varados en Mendoza”;2“Coronavirus: más de 300 trabajadores golondrina están varados en seis provincias”;3“Cuarentena. Trabajadores golondrina varados en Mendoza: ‘Solo queremos saber cómo vamos a volver a nuestras casas’”;4 “Cuarentena y discriminación: mil trabajadores golondrinas jujeños varados en Mendoza”;5“Trabajadores golondrinas varados en Río Negro volverán a sus provincias”,6entre otros, llaman la atención y generan la necesidad de problematizar las migraciones laborales que ocurren vinculadas al sector agrario.
En ese sentido, consideramos que los aportes de la Teoría de la Reproducción Social aportan herramientas para abordar el papel del Estado, mediante acciones concretas, en la reproducción de la fuerza de trabajo agraria, garantizando al capital que la misma se produzca, se reproduzca y circule de acuerdo a sus necesidades. Si bien, en esta oportunidad el foco no se encuentra estrictamente en el trabajo de las mujeres que son quienes en su mayoría realizan los trabajos de reproducción social, en “una ubicación anfibia entre producción y reproducción” (Varela, 2020a, p. 11), entendemos que la TRS, desde su corriente marxista y feminista, es importante y enriquecedora al momento de estudiar estos fenómenos como la reproducción y circulación de la fuerza de trabajo, en este caso, vinculada al trabajo agrario.
Metodología y fuentes
En el desafío de rescatar los aportes de quienes adscriben a la TRS para analizar las acciones del Estado, y el rol de otros actores, en la organización de la fuerza de trabajo agraria en Tucumán, particularmente, en lo que respecta a las migraciones temporales, hemos optado por la consulta de fuentes orales y documentales. En el caso de las primeras, a partir de entrevistas semiestructuradas a informantes clave (cosecheros, funcionarios públicos y referentes sindicales),7 nos permitieron conocer las características de las migraciones, los actores que intervienen en la organización del mercado de trabajo agrario en Tucumán y, por ende, en la organización de la oferta de fuerza de trabajo para la demanda de mercados de trabajo localizados en otras provincias.
En lo que refiere a las fuentes documentales, el principal documento analizado es la ley provincial N° 7.452 “Plan de ayuda al personal con empleo transitorio” y sus respectivas modificaciones. Vale aclarar que, si bien se tenía conocimiento de las migraciones laborales de estos trabajadores, fue mediante una de las entrevistas que se tuvo conocimiento de la ley y se tuvo acceso al documento.
1. El trabajo: una preocupación feminista
El trabajo ha representado una preocupación para los feminismos desde hace mucho tiempo. En ese sentido, Ferguson (2020) identifica dos enfoques analíticos que, de manera general, abordan el trabajo. Por un lado, el llamado feminismo de la igualdad, el cual pone en el centro la división sexual del trabajo8 y, por otro lado, el feminismo de la reproducción social, donde el trabajo reproductivo implica un elemento clave para la reproducción de la sociedad capitalista.
Además de identificar ambos enfoques, la autora toma postura y explica las limitaciones del primero, argumentando cómo el segundo enfoque propone algo superador a nivel analítico y político. Respecto a este último aspecto, resulta interesante resaltar que el feminismo de la Reproducción Social plantea que “la libertad es imaginada en este caso como una reorganización general de todo el trabajo con el fin de interrumpir la tendencia del capitalismo a privatizar y deshumanizar los procesos de producción involucrados en la satisfacción de las necesidades de subsistencia” (Ferguson, 2020, p. 19). No saca del análisis al trabajo de las mujeres, sino que lo analiza en el marco de la organización de —como Ferguson menciona—“todo el trabajo”.
Existe una disputa teórico-política, sobre a qué se hace referencia con “reproducción social”, que se da entre una visión autonomista y una visión marxista de la reproducción social. Cada perspectiva está representada por distintas autoras. La primera por Alessandra Mezzadri,9 Silvia Federici10 y otras teóricas; la segunda por Bhattacharya,11 quien retoma planteos de Lise Vogel y teóricas contemporáneas como Susan Ferguson o Cinzia Arruzza, entre otras (Varela, 2020a). En lo que refiere a la mirada marxista, propone una lectura de la Teoría de la Reproducción Social en tanto teoría de la relación entre producción y reproducción en la sociedad capitalista (Varela, 2020a).
1.1. (Des) encuentros entre marxismo y feminismo
La compleja dinámica entre movimiento obrero y movimiento feminista, y entre marxismo y feminismo, se ha reflejado también en el campo de la teoría. “Buscando de tanto en tanto ofrecer respuestas a los problemas que eran planteados por las luchas y los procesos de subjetivización de las mujeres, las pensadoras feministas han ofrecido respuestas muy divergentes a la cuestión de la relación entre género y clase y entre patriarcado y capitalismo” (Arruzza, 2010, pp. 19-20).
Si bien, desde sus inicios, la historia del feminismo y el marxismo está plagada de tensiones, de propuestas teóricas y políticas antagónicas, como las perspectivas de “clase sin género” o “de género sin clase”, hay un feminismo heredero y sobreviviente del precario y constante equilibrio entre los matrimonios y divorcios que se han sucedido (Ezquerra, 2010).
Las teóricas del feminismo socialista han impulsado un avance teórico, invitando a abandonar la idea de que la llamada cuestión de la mujer es una categoría de análisis adecuada, debido a que oculta un problema teórico fundamental: la reproducción de la fuerza de trabajo en el contexto de la reproducción social general (Vogel, 2024).
1.2. Unitarias y dualistas
En los intentos por comprender el trabajo, tanto productivo como reproductivo, las formas de mirar, analizar y proponer estrategias, entran en tensión, al mismo tiempo que se problematiza la relación entre capitalismo y patriarcado. Por un lado, están quienes insisten que la opresión de género y la explotación de clase son consecuencia de dos sistemas diferenciados y, por el otro, quienes sostienen que estamos frente a un único sistema que se sostiene sobre la doble opresión de género y clase, siendo necesario un enfoque unitario para abordar la situación del trabajo.
Hartmann (1983), en su texto “el infeliz matrimonio entre marxismo y feminismo: hacia una unión más progresista”, sugiere que “nuestra sociedad puede ser mejor entendida una vez que sea reconocido que está organizada de los dos modos: el capitalista y el patriarcal” (s/n). Además, afirma que esa alianza que se observa entre capitalismo y patriarcado ha evolucionado.
Young (1992), por su parte, sostiene que la insatisfacción con el marxismo tradicional y con el feminismo radical, es lo que ha motivado a Hartmann a desarrollar el enfoque del sistema dual, debido a que considera que “las categorías del marxismo tradicional se mantienen esencialmente ciegas ante el género (...) y la teoría feminista radical (...) tiende a visualizar al patriarcado como un mero fenómeno psicológico o cultural” (s/n). Es decir que, para Hartmann, la opresión de las mujeres en las sociedades capitalistas es consecuencia de dos sistemas: el capitalismo y el patriarcado.
La premisa de los enfoques dualistas es que “las relaciones patriarcales designan un sistema de relaciones distinto e independiente de las relaciones de producción descritas por el marxismo tradicional” (Young, 1992, s/n).
Las críticas al enfoque del sistema dual se basan, principalmente, en su debilidad metodológica, donde el problema del modelo de esferas separadas y la delimitación entre patriarcado y capitalismo, refuerzan, no sólo la separación entre marxismo y feminismo, sino también la idea de que las relaciones de género son un apéndice de las relaciones de producción. A partir de las críticas, Young (1992) propone:
Una teoría de las relaciones de producción y de las relaciones sociales de las cuales se derivan y refuerzan estas relaciones que toman las relaciones de género y la situación de las mujeres como elementos nucleares. En lugar de casarse con el marxismo, el feminismo debe apropiarse del marxismo y transformarlo en dicha teoría. Debemos desarrollar un marco de análisis que atienda las relaciones sociales materiales de una formación social e histórica particular como un único sistema en el cual la diferenciación de género sea un atributo esencial (s/n).
Ferguson & Mc Nally (2017) comentan que “el feminismo marxista desarrollado en el seno del feminismo socialista progresivamente gravitó sus intereses hacia el estudio de la reproducción social macro, en lugar de mantener el foco sobre el trabajo doméstico per se” (s/n). Exponen que la premisa del feminismo de la reproducción social es que “la opresión de las mujeres en el capitalismo puede ser explicada en los términos de un marco teórico unitario y materialista” (s/n). Además, agregan que el feminismo de la reproducción social “más que localizar las bases de este marco en la división sexual del trabajo (tal como hizo Young), prefirió adoptar como punto de partida el día a día de los procesos de producción y reproducción de la fuerza de trabajo” (s/n), siendo la obra de Vogel “El marxismo y la opresión de las mujeres” uno de los primeros aportes desde esta mirada.
2. Reproducción, reemplazo y circulación de la fuerza de trabajo
Vogel identifica como el núcleo del problema a la reproducción de la fuerza de trabajo (biológica, social y generacional) y a los aspectos que se relacionan con esta cuestión (Ferguson & Mc Nally, 2017). Su punto de partida conceptual son dos nociones básicas del trabajo en Marx: fuerza de trabajo y reproducción de la fuerza de trabajo. “Por fuerza de trabajo o capacidad de trabajo entendemos el conjunto de las facultades físicas y mentales que existen en la corporeidad, en la personalidad viva de un ser humano y que él pone en movimiento cuando produce valores de uso de cualquier índole” (Marx, 2015, p. 203).
En la misma línea, Vogel (2013) agrega que
la fuerza de trabajo es una capacidad que nace con el ser humano y es distinguible de la existencia social corpórea de su portador. La potencialidad de la fuerza de trabajo se realiza cuando su portador realiza algo útil -un valor de uso- que puede o no ser intercambiado. Los portadores de la fuerza de trabajo son, sin embargo, mortales y sufren uso y desgaste; cada individuo eventualmente muere. Algunos procesos que alcanzan las continuas necesidades personales de los portadores de la fuerza de trabajo son, por lo tanto, una condición de la reproducción social así como algunos procesos que la reemplazan con el pasar del tiempo (2013, p. 4).
La autora aclara que restringe el concepto de reproducción de la fuerza de trabajo a “los procesos que mantienen y reemplazan fuerza de trabajo (...) en las sociedades capitalistas (...) estrictamente hablando, entre las clases subordinadas” (Vogel, 2013, p. 14). En ese sentido, Arruzza & Bhattacharya (2020), luego de explicar las tres esferas en las que se lleva a cabo la reproducción social (familia, Estado y mercado), ajusta la pregunta a “¿qué significa reproducir la fuerza de trabajo?” (p. 38), para luego aclarar que “en la teoría feminista marxista, la reproducción social refiere a algo más puntual, más estrecho: a la reproducción de la fuerza de trabajo” (p. 40).
Vogel (2013) distingue tres tipos de procesos que implica la reproducción de la clase trabajadora. El primer proceso consiste en “una variedad de actividades diarias que recargan energías de los productores directos y los habilitan a volver al trabajo al otro día” (p. 5). El segundo proceso refiere a las actividades similares que “mantienen los miembros que no trabajan de la clase subordinada que son muy jóvenes o muy viejos o están muy enfermos” (p. 5). Por último, explica que otro proceso de reproducción de la clase trabajadora son “los procesos de reemplazamiento que renuevan la fuerza de trabajo reemplazando miembros de las clases subordinadas que murieron o no trabajan más” (p. 5).
Es decir, que la autora propone pensar el concepto de reproducción de la fuerza de trabajo más allá de “las asunciones normativas concernientes de la procreación biológica en familias heterosexuales” (Vogel, 2013, p. 5), debido a que la fuerza de trabajo puede ser reemplazada por el llamado “reemplazamiento generacional” (niños/as que crecen y se transforman en trabajadores/as) o por el ingreso de nuevos/as trabajadores/as a la fuerza de trabajo. La autora da algunos ejemplos de esos procesos de reemplazamiento entre los que se encuentran las migraciones, es decir, los/as trabajadores/as se trasladan a otros lugares para vender su fuerza de trabajo. Bhattacharya (2017) también menciona a las migraciones y a la esclavitud como las “formas más comunes en las cuales el capital ha reemplazado trabajo dentro de las fronteras nacionales” (s/n).
Cuando todas las miradas se ciernen sobre esa “mercancía especial” descubrimos la pista clave del misterio del capital: sólo cuando enormes masas de población están a disposición y son empujadas forzosamente hacia el mercado de trabajo para buscar los medios de vida, vendiendo sus capacidades laborales por un salario, es cuando el proceso sistemático de acumulación de capital puede despegar (Ferguson & Mc Nally, 2017).
Para el desarrollo de la producción agraria es necesaria la disponibilidad de mano de obra. Esa demanda de fuerza de trabajo, en la producción agraria capitalista, requiere determinados perfiles de calificación y en momentos específicos del año de acuerdo a los calendarios de cosecha de cada producción, considerando los requerimientos de calidad que le demandan los mercados internacionales y sus consumidores. Como esa fuerza de trabajo no siempre está disponible en el mismo lugar donde se desarrolla la producción, colectivos de cosecheros/as se trasladan de una provincia a otra cuando la temporada de cosecha inicia y finaliza.
3. Fuerza de trabajo en el agro tucumano
El problema de la disponibilidad de fuerza de trabajo agraria no es reciente y es algo con lo que también se enfrentó la implantación de cultivos industriales y frutihortícolas, cuya localización se encontraba determinada por razones ecológicas y/o de riego. Debido a las características de estas producciones intensivas, la demanda de fuerza de trabajo estuvo marcada por el ritmo de su estacionalidad. Las soluciones a este problema se fueron encontrando de acuerdo al cultivo, la zona, la estructura agraria preexistente y la oferta de fuerza de trabajo (Aparicio & Benencia, 1999).
En esa misma línea, Quaranta (2007) explica que “las nuevas condiciones de producción que pretenden limitar la contratación de mano de obra a los tiempos exclusivamente de trabajo configuran una particular relación entre la oferta y demanda laboral. La distinción entre tiempo de producción y tiempo de trabajo plantea desafíos específicos a la organización y reclutamiento de la mano de obra en las producciones agrícolas, dada la variabilidad de los requerimientos de fuerza de trabajo a lo largo del ciclo productivo y la necesidad de acceder a la misma en momentos determinados a través de relaciones de mercado” (p. 25).
De esta manera, se observó la estructuración de mercados de trabajos agropecuarios regionales que concentran fuerza de trabajo en su lugar de origen, en áreas productivas, al mismo tiempo que se vinculan con otras áreas con baja oferta de fuerza de trabajo, a través de migraciones temporarias de trabajadores (Aparicio & Benencia, 1999).
En el caso de la provincia de Tucumán, el mercado de trabajo agrario se estructura a partir de “ocupaciones temporarias, distribuidas en una estructura productiva relativamente diferenciada y para distintas tareas en diferentes tipos de empresas. La movilidad migratoria (también estacional) de esta población además es una constante en el funcionamiento de ese mercado” (Neiman & Bardomás, 2021, p. 201).
La expansión de la producción de limones “implicó un importante cambio en los actores sociales relevantes, en las formas de producción, cosecha y acondicionamiento y en los volúmenes de mano de obra contratada para las distintas actividades” (Aparicio, 2014). Esto fue conformando un mercado de trabajo del limón caracterizado por su estacionalidad, concentrando la demanda de fuerza de trabajo temporal en épocas de cosecha (Alfaro & Rau, 2005; Alfaro, 1999)
En los diferentes eslabones productivos de la actividad citrícola podemos identificar diversos tipos de trabajadores/as: cosecheros, cuadrilleros, capataces, supervisores, ficheros, tractoristas, transportistas, empacadores y seleccionadores, personal de industria, etc. Se considera que la producción de limones y sus derivados, ocupa de manera directa aproximadamente a 30.000 personas,12 de las cuales unas 20.000 son trabajadores/as temporarios/as que realizan tareas de cosecha, poda, desmalezado y otras tareas de precosecha. El resto, también de forma temporaria, se encuentran ocupados en viveros, empaques y en la industria (Vázquez Laba, 2003; Albertí et al., 2020). Los puestos de trabajo de carácter permanente, son pocos y están vinculados a tareas administrativas y de mantenimiento.
3.1. Mercado de trabajo y migración laboral
Es frecuente utilizar el concepto de trabajadores golondrinas para hacer referencia a quienes realizan tareas de cosecha, pero esta conceptualización está basada en los movimientos poblacionales que se originan debido a las importantes demandas de mano de obra en aquellas cosechas que tradicionalmente han organizado los mercados de trabajo regionales (Aguilera & Aparicio, 2011).
Los mercados de trabajo agrarios se caracterizaron históricamente por estar conformados por trabajadores/as estacionales o temporarios/as, con empleos precarios y organizados en territorios que incluyen áreas distantes, “vinculadas a través de enganchadores. Estas formas de contratación de la mano de obra procedente de diversas zonas del país o de países limítrofes fueron típicas en algunas economías regionales articuladas alrededor de actividades tales como la vendimia o la zafra de la caña de azúcar” (Trpin & Pizarro, 2017, p. 38).
En un estudio desarrollado por el RENATEA13 (2014) en Tucumán, se indagó sobre aspectos asociados a la situación de empleo, acceso a la protección social de estos trabajadores/as y sus familias, y a la condición de migrantes, a través de una encuesta14 a 384 asalariados/as agrarios/as. La migración, condicionada por el carácter temporal del trabajo en el limón (y en otras producciones como el arándano, la frutilla o la papa), es considerada como una estrategia de los/as trabajadores/as para complementar ingresos durante los meses (diciembre, enero y febrero) que en el lugar de origen la demanda de trabajo disminuye.
La historia de migración estacional de los/as trabajadores/as rurales no inicia con la producción de limón, ya en épocas de zafra azucarera, la dinámica de desocupación-migración ya tenía lugar en la provincia de Tucumán.
Cuando termina la zafra, aproximadamente en el mes de noviembre, el fantasma de la desocupación ronda la provincia. Las ocupaciones agrarias de verano son las tareas del tabaco -algunas tareas culturales y la cosecha-, y una de las cosechas anuales del limón. No obstante, los requerimientos para las mismas no permiten emplear a la población desocupada por la actividad cañera. Una opción establecida desde hace muchos años es entonces la migración golondrina hacia otras provincias (Giarracca, Bidaseca & Mariotti, 2001, p. 314).
Por ejemplo, en el Alto Valle, al norte de la Patagonia, hacia fines de la década de los sesenta y principios de los setenta, cuando la fruticultura comienza a expandirse y a demandar mayor cantidad de fuerza de trabajo, se advierte la presencia de trabajadores provenientes del noroeste del país.
Estos migrantes temporarios eran trasladados en camiones que llegaban a la comisaría, donde se les retiraba el documento y se les tomaban las huellas dactilares. Los transportistas, propietarios de los camiones que trasladaban a los migrantes, ofrecían de chacra en chacra a los cosechadores y permitía al productor elegirlos como si fueran mercancías, según parámetros de fuerza física, carácter sumiso, salud, etc. (Bendini, Radonich & Steimbreger, 2002, p.142).
La migración hacia otros territorios y otras producciones cuando termina la cosecha de limón aparece como un fenómeno que se repite año a año, que tiene sus antecedentes en la histórica producción de azúcar en la provincia y con la cual presenta similitudes y diferencias. El trabajo transitorio de cosecha presenta condiciones laborales precarias (jornadas extensas, intermediación laboral, pago a destajo, no provisión de ropa de trabajo, etc.) que se profundizan cuando, además, implican un traslado temporal a otra provincia. Si bien quienes demandan esa fuerza de trabajo agraria, la requieren por su calificación y en grandes dimensiones debido a la concentración de la producción en los meses de cosecha, por lo perentorio de las frutas, no implica que las condiciones laborales sean mejores respecto a los lugares de dónde provienen los/as trabajadores/as.
Sin embargo, la posibilidad de disponer de fuerza de trabajo por los meses que la precisan, que en la mayoría de los casos están dispuestos a vender su fuerza de trabajo por debajo de su valor, que no participan de espacios de organización gremial y solo destinan su tiempo al trabajo, resulta un atractivo para los patrones agrarios que los/as contratan.
3.2. Abordaje del Plan de ayuda al personal transitorio
La ley provincial 7.452, “Plan de ayuda al personal con empleo transitorio”, es uno de los hallazgos del trabajo de campo realizado en la provincia de Tucumán en el marco de la tesis doctoral. Si bien existían referencias al accionar del Estado respecto a las migraciones laborales de los llamados trabajadores golondrinas, es en entrevistas de noviembre del año 2022 donde surge información sobre esta ley a la que algunos funcionarios llaman como “Plan de movilidad geográfica”.
Se puede rastrear los antecedentes de la ley 7.452 en los convenios entre provincia y Nación, como ocurría con el Plan Intercosecha (Resolución N° 858/2014) antes de ser un programa nacional. A diferencia de este último, las acciones para articular la migración laboral estacional, no se nacionalizaron, sino que se provincializaron a través de una ley.
antes del 2005, pagamos nosotros desde Nación. La provincia de Tucumán dijo "no, nosotros vamos a poner la plata y nosotros vamos a mandar a la gente". Nosotros dijimos “bueno”. Todo esto lo consideramos, como esto es un convenio entre partes, o sea, nación es una parte, ustedes son la otra parte, a este programa de ustedes de traslado de trabajadores migrantes, lo consideramos como una contraprestación de la provincia, o sea la provincia, o sea, la contraparte la provincia por recibir tanto millones de pesos en ayuda económica para sus trabajadores, entonces la provincia decidió financiarlo, pero siguió manteniendo el criterio nuestro, creemos nosotros digamos a veces fuimos nosotros a controlar, de tratar de que sea el trabajador en blanco con cierta flexibilidad porque hay veces que el patrón le dice al trabajador "conseguime a alguien, traeme gente" y el sobrino va por primera vez, de 18 años (Funcionario público 3, comunicación personal, agosto de 2023).
En el texto de la resolución 858/2014 que crea el Programa Intercosecha se menciona que este, además de brindar una prestación dineraria mensual durante el receso estacional, promover el empleo y posibilitar la formación a sus destinatarios, promoverá mecanismos que faciliten su movilidad dentro del territorio nacional para incorporarse a empleos relacionados con otros cultivos.
Sin embargo, hasta la actualidad, no existen programas nacionales que se encarguen de garantizar este objetivo que se planteaba el Intercosecha en el 2014. Lo que sí ha ocurrido, incluso 10 años antes, es que, en Tucumán, frente a la problemática de un gran número de cosecheros/as que quedan sin trabajo durante los meses que disminuye la demanda de fuerza de trabajo, han elaborado una ley que permite articular la “sobreoferta de trabajo” de las zonas “expulsoras”, garantizando el traslado a donde existe una “escasez de fuerza de trabajo”, es decir, una zona “atractora” de aquellos trabajadores golondrinas (Aguilera & Aparicio, 2011).
No nos queda otra acá, no nos queda otra. Acá arranca la temporada de cosecha de limón, arranca firme en el mes de mediados de abril, termina en fines de agosto, termina el limón más o menos. Lo firme. Tenemos algo de arándanos y de ahí emigran la mayoría. Ahora, no todos, un grupo va a hacer el raleo que se llama, que en el mes de octubre vuelven en diciembre, al sur, Río Negro y Neuquén. Y cereza, cosecha de cereza que se van la semana que viene. Acá no hay nada (Ex cosechero y transportista, comunicación personal, noviembre de 2022).
Es importante destacar que si bien “el movimiento estacional es una parte significativa de las estrategias de reproducción familiar en períodos de desocupación o subocupación en las áreas de origen frente a la oferta laboral que se produce en otras regiones agrícolas más dinámicas” (Bendini, Radonich & Steimbreger, 2011, p. 26), también se encuentran involucradas otras cuestiones como las estrategias desplegadas por las empresas, para garantizarse fuerza de trabajo con determinadas características, y por el Estado con políticas públicas que ordenan esos procesos.
En línea con lo que Bhattacharya (2017) problematiza, citando a Marx, sobre “cómo el impulso económico de la producción capitalista condiciona lo así llamado no-económico” (s/n), entendiendo a lo no-económico como el tipo de Estado, instituciones jurídicas y formas de propiedad que tiene una sociedad, se interpela la idea de un mercado de trabajo donde los/as trabajadores/as “libremente” van y venden su fuerza de trabajo sin ningún tipo de intervención externa.
Lo mencionado nos lleva a cuestionar, primero, cómo se encuentran organizados los mercados de trabajo agrarios, donde, si bien la oferta de fuerza de trabajo es masiva, la demanda “es resultado de los comportamientos desplegados por las empresas antes que por los condicionantes “naturales” de la actividad como era propio de la visión clásica” (Neiman, 2009, p. 34) y, segundo, cuál es el rol del Estado en la organización y funcionamiento de esos mercados de trabajo agrarios.
En esta oportunidad, miramos el Estado provincial de Tucumán que organiza esos traslados de cosecheros/as entre los meses de diciembre, enero y febrero, garantizando, por un lado, que las empresas del sector agrícola y agroindustrial cuenten con fuerza de trabajo disponible al momento de la cosecha, y, por otro lado, que esa masa de trabajadores/as, que rondan los 20.000, no quede a fin de año y todo el verano sin trabajo, representando potenciales conflictos tanto para las empresas como para el gobierno de la provincia.
Algo característico del perfil de estos/as trabajadores/as es su calificación, debido a que, desde la etapa de cosecha, el corte de la fruta con tijera, la selección en finca, el trato que tienen de la misma al colocarla en la maleta, al trasladarla y depositarla en los bins, requiere ciertas destrezas que garantizan la calidad del limón para exportación. Ese perfil calificado es requerido en cada temporada y también implica un aspecto que es considerado por los empleadores en otro tipo de producciones en la provincia de Tucumán (como arándanos y frutillas) o en otras provincias (como pera, manzana, uva y aceituna).
El cosechero de limón tiene mano de obra calificada, sí. Si vos seguís la cadena, el eslabón que siempre cuesta es el embalador, tiene una técnica, un movimiento de mano, la aplicación de un determinado envoltorio encerado, que eso está destinado a cada mercado; no va igual para todos. A algunos les gusta el limón más verde, otros amarillos y otros tirando a naranja y eso se da con una cera, con paños encerados. Entonces, hay una técnica de la preparación del producto, toda una cuestión que es bastante profesionalizada (Funcionario público 2, comunicación personal, agosto de 2023).
Al ser una provincia con diversas producciones en sus distintos departamentos, los/as trabajadores/as que migran provienen de distintos puntos de Tucumán.15
Justamente Santa Ana y Santa Lucía eran zonas de ingenios azucareros, cerraron. Son poblaciones grandes que se quedaron sin sustento, con mucha falta de mano de obra justamente por el cierre de ingenios. Las dos tienen más o menos la misma problemática. Son localidades grandes dentro de lo que llamamos comunas rurales. Salen muchos trabajadores migrantes de ahí (...). Generalmente de la zona centro oeste son los que más viajan; Lules, Famaillá, Montero, Concepción, Alberti, Aguilar (Funcionario público, comunicación personal, agosto de 2023).
El reclutamiento y contratación de estos/as trabajadores/as golondrinas se da en distintas modalidades y con la intervención de diversos actores. Desde redes informales conformadas a partir de un círculo cercano de vínculos de parentesco y amistad hasta la llamada intermediación laboral e incluso las mismas empresas y la
intervención de agentes públicos, de diferentes ámbitos, a través de políticas específicas orientadas a regular las migraciones agrarias. Estas políticas se implementan generalmente en las zonas de origen, con el propósito de atenuar el déficit de empleo local, facilitando el acceso de los trabajadores afectados por esa situación a regiones y mercados de trabajo demandantes de empleo (Neiman, 2015, p. 113).
En el año 2004, fue creada la Ley provincial 7.452 “Plan de ayuda al personal con empleo transitorio”. Dicho Plan “está dirigido al personal temporario que se desempeña en la actividad azucarera, citrícola, gastronómica y otras afines, al fin de que el Estado provincial brinde los medios necesarios tendientes a lograr que los mismos se trasladen al lugar donde tengan asegurado un puesto de trabajo” (Artículo 1°).
Los “medios necesarios” que brinda el Estado provincial son colectivos que trasladan de forma gratuita a los/as cosecheros/as desde Tucumán a las provincias donde son requeridos. El Estado solo se hace cargo del viaje de ida, quedando a cargo de los/as trabajadores/as el costo y la gestión del transporte para regresar a Tucumán una vez que la temporada de cosecha finaliza.
Nosotros tenemos nuestro cronograma, si tenemos que llevar todos los trabajadores que se necesitan hasta el día 10, 12 o 15 que es la fecha. Del 4 al 20 de enero salen. Salen 40 colectivos, 30, 5 colectivos por día. Entonces, a veces nos piden, “Lo fuerte empieza el 12, mandame el 12”, no me va alcanzar todos los colectivos de la Argentina para llevarte 20 mil personas el mismo día. A partir del 1° día hábil del año empiezan a salir, el pico se da el 8, 10, 12, 15, pero hasta el 20 (Funcionario público, comunicación personal, agosto de 2023).
Cuando el “Plan de ayuda al personal con empleo transitorio” fue creado solo se mencionaba a la Secretaría de Estado de Trabajo y Empleo como autoridad de aplicación, no eran mencionados ni los gremios ni las empresas de transporte. En una modificación del año 2005, los gremios aparecen en el Artículo 2° cuando se hace referencia a los requisitos para adquirir el beneficio. Al requisito de tener residencia en la provincia de Tucumán y de justificar, mediante telegrama, la necesidad de trasladarse a otra provincia por razones laborales, se le agrega al Artículo 2° que se le otorgará prioridad a estos y se complementará el cupo a través de los gremios de las actividades mencionadas en el Artículo 1°.
En el año 2005, mediante el Decreto 4.372, el Ministerio de Gobierno y Justicia reglamenta el procedimiento a seguir para cumplir con lo dispuesto en la ley. El documento enumera a: 1) las Asociaciones Gremiales, 2) los Delegados Comunales, 3) La Secretaria de Estado de Trabajo y Empleo, 4) Municipios y Comunas Rurales y 5) a las Empresas responsables del transporte de los/as trabajadores.
Cada uno de estos actores tiene una función en la coordinación del llamado “Plan de ayuda al personal con empleo transitorio”. En el caso de las Asociaciones Gremiales, el Decreto hace referencia a aquellas que nuclean “trabajadores temporarios que cumplan sus tareas fuera de la provincia en el período interzafra”. Su función es elevar a la Secretaria de Trabajo y Empleo la nómina de sus afiliados/as que hubieran sido convocados/as por sus empleadores. Esta convocatoria deberá acreditarse con el correspondiente telegrama donde indique destino y fecha de presentación. Se establece como límite para presentar la nómina los 15 de noviembre de cada año.
De esta manera, además del Estado, aparecen los sindicatos como responsable de armar las listas de cosecheros/as que serán destinatarios/as de los viajes.
Normalmente, se encarga el sindicato también de juntar la gente. Nosotros somos como un apoyo, sí, para que como no todo el mundo puede venir a anotarse en el sindicato, entonces nosotros tenemos una oficina en Famaillá, en Monteros donde también va la gente pensar todo mediante el sindicato de acá de Tucumán todo lo manejan ellos. Nosotros lo que hacemos prestamos el servicio de traslado nomás (Ex cosechero y transportista, comunicación personal, noviembre de 2022).
La aparición de los sindicatos en la normativa termina de institucionalizar el rol de intermediarios.
Por ejemplo, este año yo, con el gobernador Jaldo, él me garantizó los micros, con el Ministro del Gobierno, que es de donde depende la Secretaría de Trabajo, y bueno, y articulamos todo y salieron muchísimos trabajadores, casi 10.000, 12.000 trabajadores que emigraron al sur (Referente sindical, comunicación personal, mayo de 2024).
Otro actor involucrado en los traslados, y que reglamenta la normativa, son las empresas de transporte. Un ex cosechero, ahora transportista, que trabaja para una de esas empresas comenta que, además de trasladar a los/as cosecheros/as a los lugares de destino, son quienes les venden los pasajes para poder regresar a Tucumán.
Hay una modalidad. Nosotros tenemos, la empresa que trabajo, tienen camioneta. Nos vamos en camioneta a vender porque allá el pasaje ya no es gratis. Entonces, tenemos que andar en la chacra, a la finca se llaman chacras. Vamos a vender el pasaje. (...) y los coordinamos y todos van. Los sacamos con las camionetas a la orilla de la ruta y así los pueda levantar el coche. (...) Ese es el laburo (venderles los pasajes) que vamos a hacer en febrero, por ahí, para empezar a traer de vuelta. Algunos, cuando termina la pera en mediados de febrero ya empiezan a volver, pero es una locura de gente (Ex cosechero y transportista, comunicación personal, noviembre de 2022).
En cuanto a los Delegados Comunales, también tienen la función de elevar la nómina de personas que soliciten el traslado, pero que no se encuentren afiliadas a ningún gremio. También deben presentar telegrama con destino y fecha de presentación, pero tienen como límite los 20 de noviembre de cada año. En el caso de la Secretaría, una vez que recibe las nóminas debe establecer la cantidad de empleados/as beneficiarios/as del programa y sus respectivos destinos, como así también difundir la convocatoria de las empresas de transporte para que presenten precios de acuerdo a los destinos establecidos.
Las ciudades cabeceras de los Municipios o Comunas Rurales se establecen como los lugares de dónde deberán salir las unidades de transporte contratadas. Las Empresas de transporte contratadas deberán presentar las nóminas de pasajeros/as considerando los formularios que otorga la Comisión Nacional de Transporte y las intervenciones que se le hagan en el recorrido desde la provincia de Tucumán hacia la provincia de destino.
El Decreto 4.372 fue modificado en diciembre de 2005, en 2010 y en 2020. Observamos que lo primero que se modifica es la forma en la que se confecciona la nómina de trabajadores/as que van a ser destinatarios/as del Plan. No se elimina a las Asociaciones Gremiales como “reclutadores”, pero se menciona la opción de que los/as trabajadores/as presenten directamente una Solicitud de Traslado en la SETyE.
También entendemos y sabemos que en un punto somos la provincia que mayor cantidad de trabajadores estacionales tiene. También la que más se lleva dentro de los que sería la contribución. Pero obviamente acompañado a la cantidad de personas que tenemos, siempre tratamos de pedir acorde a las cosas que necesita la gente de Tucumán. Porque a ver, si nosotros mañana no podemos mandarlos a ellos a otras provincias a trabajar, se va a generar un conflicto social en la provincia. Tenes 25, 30 mil personas que se van afuera y no los podemos mandar, hay que tenerlos acá y hay que solventarlos con algún trabajo también (Funcionario público, comunicación personal, agosto de 2022).
Como lo expresa la normativa, el Estado, las empresas de transporte y/o turismo, los sindicatos y los empleadores que demandan fuerza de trabajo en otras provincias se articulan para que este proceso de migración laboral, de reemplazo de la fuerza de trabajo (Vogel, 2013; Bhattacharya, 2017), se desarrolle de forma ordenada.
Al igual que ocurre con el Programa Nacional Intercosecha y el Plan Provincial Interzafra, el llamado “Plan de Movilidad Geográfica”, no solo garantiza la disponibilidad de fuerza de trabajo para otras producciones en otras provincias, sino que también se plantea como una estrategia de contención de potenciales conflictos durante los meses que una gran masa de trabajadores/as quedan sin trabajo en Tucumán.
Conclusiones
Marx afirma que para que pueda realizarse la compra y venta de la fuerza de trabajo el poseedor del dinero y el/la poseedor/a de la “mercancía peculiar” deben encontrarse en el mercado de forma libre. En el caso de quien posee la fuerza de trabajo, la libertad se plantea en dos sentidos: libre de medios de producción y libre de vender su fuerza de trabajo.
Como dice la misma Vogel (2024), “desde un punto de vista teórico, todavía no importa si son mujeres u hombres, siempre que estén disponibles de alguna manera para conformar la fuerza de trabajo” (p. 258). Sin embargo, lo que introduce el problema del género y, podríamos agregar, las apuestas teórico-políticas feministas, es el fenómeno del reemplazo y la renovación de los/as portadores/as de fuerza de trabajo.
En este trabajo expusimos algunos debates puntuales entre las teorías dualistas y unitarias, para luego rescatar cuestiones de la Teoría de la Reproducción Social que nos ayudan en nuestro análisis sobre la fuerza de trabajo en el agro y su disponibilidad en diversas producciones, localizadas en distintas provincias del país, en determinados momentos del año, debido, principalmente al carácter estacional, no solo de la actividad, sino también del carácter temporario del trabajo.
En ese sentido, desarrollamos una de las formas en la que el Estado, ante la dimensión de trabajadores/as que quedan sin empleo cuando las cosechas finalizan, principalmente la temporada de limones en la provincia de Tucumán, despliega acciones locales como el llamado “plan de movilidad geográfica”, donde los sindicatos van a actuar de intermediarios, al mismo tiempo que se configuran escenarios de conflicto por las limitaciones que presentan esas medidas en su implementación.
La principal motivación de realizar este trabajo fue el desafío de rescatar aportes del feminismo y la teoría feminista para comprender y explicar cómo funciona nuestra sociedad -o una pequeña parte- y cómo se configura -también una pequeña parte- el mundo del trabajo. Si bien, las perspectivas feministas procuran abordar la situación de las mujeres y diversidades en el mercado laboral, la desigualdad, la discriminación y las particularidades de las condiciones de trabajo, el feminismo también puede ofrecer una mirada sobre la clase trabajadora en su conjunto.
Las herramientas que nos otorga la TRS para mirar esta sociedad, sin “saltearnos a la clase”, haciendo foco en la fuerza de trabajo y su reproducción, nos permite pasar de la apariencia a la esencia de las cosas. Como menciona Bhattacharya (2017) “la contribución de Marx a la teoría social no fue simplemente señalar la base materialista histórica de la vida social, sino también proponer que, para alcanzar esta base materialista, la investigación materialista histórica debe comenzar por no comprender la realidad como aparece”.
Ese es el desafío teórico y político, debido a que “el corazón del capitalismo sigue siendo la extracción de plusvalor, pero esta extracción no puede llevarse a cabo sin que haya, primero, un trabajo de reproducción social que permita que las trabajadoras trabajen (Bhattacharya, 2020, p. 43). Es decir, sin que la fuerza de trabajo y su reproducción estén garantizadas para cuando el capital las requiera, provenga de trabajadores/as locales o de aquellos/as que migran.
En este trabajo, intentamos poner en práctica ese desafío; explicar qué sucede con el trabajo agrario y con la fuerza de trabajo agraria a partir de los aportes de la TRS. Consideramos que es un ejercicio inicial, pero necesario para, como decía Marx y retoman Ferguson y Mc Nally (2017), comprender la síntesis de múltiples determinaciones, la unidad en lo diverso.
De esta manera, y a partir de los aportes de Vogel, abordamos el reemplazo de fuerza de trabajo en el sector agrario, considerando el rol del Estado, las empresas y los sindicatos, teniendo como guía la histórica pregunta ¿qué hay por detrás de las mercancías? Y agregando ¿qué hay por detrás de esa “mercancía especial”? Queda mucho por pensar y problematizar, pero puede vislumbrarse una respuesta única para ambas preguntas: lo que hay detrás es una clase; la que vive del trabajo, produciendo y reproduciendo(se).
Fuentes documentales
Documentos vinculados al “Plan de ayuda del personal transitorio” aprobado por Ley N° 7.452 en la provincia de Tucumán.
Documentos vinculados al Programa Intercosecha aprobado por la Resolución 858/2014 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
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Notas
Recepción: 09 Diciembre 2024
Aprobación: 01 Abril 2025
Publicación: 01 Abril 2025