Mundo Agrario, vol. 17, nº 34, e009, abril 2016. ISSN 1515-5994
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Historia Argentina y Americana

 

ARTICULO/ARTICLE

Configuraciones territoriales en el periurbano del partido de Florencio Varela

 

Silvina Alegre

Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Argentina
silvina_alegre@uolsinectis.com.ar

 

Cita sugerida: Alegre, S. (2016). Configuraciones territoriales en el periurbano del partido de Florencio Varela. Mundo Agrario, 17(34), e009. Recuperado de http://www.mundoagrario.unlp.edu.ar/article/view/MAv17n34a09

 

Resumen
El partido de Florencio Varela presenta configuraciones territoriales instituidas legalmente por la ordenanza de zonificación vigente, sobre la cual la interacción de situaciones demográficas, sociales, ocupacionales y productivas perfilan diversas espacialidades que fragmentan y trascienden los límites de la legalidad instituida.
En este trabajo se da cuenta de los desplazamientos de esos bordes, haciendo foco en dos barrios del periurbano, cuya dinámica espacial es contrarrestada con las propias del ejido urbano y de la zona hortícola circundante. El análisis se aborda a partir del uso de la información y cartografía producida en el marco del Censo de población 2010, a nivel de radios y de los datos obtenidos a través de una encuesta hortícola realizada en el año 2011.

Palabras clave: Periurbano; Zonificación; Consumo del espacio; Configuraciones territoriales.

 

Territorial configurations in the periurban areas of Florencio Varela district

 

Abstract
Florencio Varela district is divided into zones by the municipal law. Nevertheless, the limits established by the law do not strictly match with the edges defined by the interaction of demographic, social, occupational, and productive situations. The relationship among these different ways of space consumption is outlined in this study, focusing on two periurban neighbourhoods which spatial dynamics are distinguished from those that characterise the town and the surrounding horticultural area. The analysis approach is based on the use of information laid at radio levels and cartography produced within the framework of the Population Census 2010, and data obtained through a horticultural survey conducted in the year 2011.

Keywords: Periurban areas; Zoning; Space consumption; Territorial configurations.

 

Introducción: el periurbano, un concepto escurridizo

La revisión de la literatura sobre el periurbano pone en evidencia la dificultad de definir el concepto y delimitar el territorio sobre el que se configura, debido al gran dinamismo que presenta dicho proceso de configuración y reconfiguración. Como señalan diversos autores (Bozzano, 2000; Barsky, 2005 y 2013; Ringuelet, 2008), el periurbano es un espacio “transicional en permanente transformación”, que se extiende y relocaliza con el paso del tiempo. Su carácter de interfase entre el campo y la ciudad lo somete a la presión de la creciente urbanización, de modo que sus atributos van cambiando, y algunas de sus funciones se trasladan a otros territorios, que pasan a constituirse en nuevos espacios periurbanos.

En términos urbanísticos, el periurbano es producto de una interacción ciudad-campo que va conformando franjas de uso decreciente del suelo. Desde esta perspectiva, el periurbano ha sido representado a partir de esquemas de coronas concéntricas o anillos radiales. Sin embargo, dada la coexistencia de diversas formas de ocupación del suelo en las áreas periféricas, la noción de intersticios resulta más adecuada que la de franjas. Esta situación caracteriza la realidad del periurbano bonaerense, donde el territorio resultante adquiere la forma de mosaicos de consumo del espacio, en que los distintos usos del suelo se imbrican mutuamente para definir una heterogeneidad predominante.

La especificidad inherente a los procesos y lógicas que definen estos escenarios implica considerar las formas en que se manifiestan, distribuyen y localizan en un espacio dado las dinámicas sociales, culturales, económicas, políticas y naturales. En este sentido, cabe problematizar las caracterizaciones genéricas de los cordones que conforman la periferia de la Ciudad de Buenos Aires, como aquellas que describen el segundo cordón -del que forma parte Florencio Varela1- como el “espacio de la pobreza estructural profunda” o de los “suburbios periféricos tradicionalmente conceptualizados como ciudades-dormitorio”.

Si bien este grado de generalidad coincide con la amplitud del foco, al acercar la mirada al interior del partido es posible reconocer un núcleo y una periferia propias, cada una de las cuales muestra, a su vez, fragmentaciones sociales. Aun así, es cierto que -como rasgo distintivo del segundo cordón en que se localiza el partido- el crecimiento demográfico y el avance de la urbanización ha determinado la “desaparición”2 (según la delimitación censal de áreas rurales y urbanas) de la población rural varelense, aun cuando el desarrollo de la actividad hortícola continúa siendo un factor de dinamismo económico en la zona.

Esta situación coincide con el proceso desarrollado en este espacio desde mediados del siglo XX. Los partidos que conforman el segundo cordón -tradicionalmente rurales- iniciaron un proceso de urbanización, aunque algunos conservaron una superficie hortícola significativa. Aquellas localidades más cercanas a las ciudades fueron alcanzadas por cadenas de conurbación, como consecuencia de la ampliación de la ocupación residencial extraurbana. Y aquellas más alejadas se convirtieron en centros mixtos, donde el uso productivo del suelo (donde se radican además las viviendas de los productores y trabajadores hortiflorícolas) coexiste con el uso residencial (barrios, casaquintas y asentamientos marginales, esto es, ocupaciones precarias de terrenos fiscales o en desuso).

De esta manera, el acelerado proceso de periurbanización dio lugar a la conformación de espacios de producción hortícola y florícola predominante, que albergan unidades de asentamiento intermedio entre el casco urbano y las áreas con rasgos más netamente rurales: barriadas pobres, zonas residenciales con amplios espacios verdes (casaquintas) y espacios destinados a otros usos (como la radicación de instituciones públicas).

Esta ruralidad periurbana interactúa con la periurbanidad suburbana ampliándose desde la ciudad en el transcurso del siglo XX, desigualmente extendida en todo el perímetro urbano y a lo largo de las vías principales interurbanas, con diversos tipos de asentamientos residenciales y de servicios públicos, unidades económicas de producción, distribución y comercio. (Ringuelet, 2008, p.6)

Estas nociones de periurbanidad suburbana y de ruralidad periurbana pueden ser pensadas como las direcciones que asume el mismo proceso, ya sea que se lo mire desde la ciudad o desde el campo. Sin embargo, estas miradas implican el recorte de distintos objetos de estudio. En este sentido, el análisis de la horticultura periurbana ha dado lugar a una profusa literatura, de la que dan cuenta los trabajos de Pablo y Graciela Gutman, Horacio Bozzano y Roberto Benencia, como pioneros en el abordaje de la problemática en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), continuados durante la década de 2000 por Roberto Ringuelet, Ada Svetlitza, Germán Quaranta, Carolina Feito, Cynthia Pizarro, Andrés Barsky, Matías García, Julie Le Gall, entre otros.

Desde esta perspectiva también se visualizan importantes cambios, entre ellos, el avance de la actividad hortícola sobre otras como la cría y la producción tambera. Tomando en cuenta el mismo período considerado anteriormente para describir el proceso de urbanización del periurbano, se presentan siguiendo a Benencia (2012) las transformaciones ocurridas en el Área Hortícola Bonaerense (AHB)3.

Entre 1950 y 1975, el AHB adquiere la especialización hortícola que presenta en la actualidad. Esta situación queda evidenciada por el fuerte incremento de las explotaciones hortícolas, dedicadas por entonces a una producción diversificada de hortalizas de hoja y fruto. Hasta mediados de la década de 1960, el nivel de productividad estaba definido por el uso de tracción animal, el riego gravitacional, la fertilización con cama de pollo y el deshierbe manual, labores realizadas principalmente con mano de obra familiar, con la eventual contratación de temporeros procedentes del norte del país durante la cosecha. La comercialización se realizaba generalmente a través de un consignatario en los distintos mercados del Gran Buenos Aires y la Capital Federal.

La expansión de la mecanización por la incorporación masiva del tractor, junto a la ampliación de los mercados por el incremento del consumo, provocó un proceso de diferenciación entre los productores hortícolas. Aquellos que habían logrado acumular cierto capital pudieron adquirir vehículos propios para trasladar su mercadería de manera directa, evitando así la intermediación en el proceso de comercialización. Por otro lado, algunos quinteros accedieron a puestos de venta en mercados concentradores y comenzaron a vender mercadería de otros productores.

Hacia mediados de 1970 surgen señales de saturación del mercado hortícola, debido en parte a la competencia de productos primicia provenientes del NEA y el NOA. Ante esta situación, los productores en mejor situación relativa encontraron en el desarrollo de economías de escala, la manera de reducir costos fijos y mantener los márgenes de ganancia. Se desencadena así un proceso de compra y arrendamiento de tierras a los productores más pequeños afectados por la crisis económica. Se introducen ciertos componentes tecnológicos como el uso de semillas híbridas, el riego por aspersión, la aplicación de herbicidas preemergentes y la siembra mecánica en línea, todo lo cual ocasiona una incipiente especialización productiva. Como forma de optimizar el recurso del trabajo, se recurre a la mediería -vinculada a la inmigración de familias bolivianas-, sistema que fue desplazando gradualmente al esquema basado en el aporte de la mano de obra familiar, o en la contratación de asalariados. Esto permitió establecer cierta división social del trabajo, de modo que los productores se reservaron la gestión del emprendimiento productivo, mientras que los medieros se ocupaban de las actividades generales.

Este proceso se consolida a inicios de la década de 1990 con la incorporación del invernáculo y la expansión de la mediería como forma de flexibilización laboral. El uso del invernáculo implica la adopción de un paquete tecnológico: fertiirrigación, subsolador, tractor adecuado para trabajar adentro, uso de plantines, y en algunos casos de punta, informatización para el control de la temperatura, la aireación, la luz y la sombra. Por su parte, desde el lado de la demanda, se instalan requerimientos de calidad y presentación de los productos.

La institucionalización de la mediería como forma de organización social del trabajo da lugar a un importante cambio demográfico. Los antiguos quinteros españoles, italianos y portugueses, pioneros en la actividad, son desplazados en términos cuantitativos por migrantes bolivianos. El fenómeno de bolivianización de la horticultura en la RMBA no se desarrolla solo de manera horizontal (expansión), sino también vertical (movilidad social ascendente). Los bolivianos fueron ascendiendo económicamente a través de lo que Benencia denominó la “escalera hortícola boliviana” para reflejar su tránsito de peones a medieros, arrendatarios, propietarios, extendiendo incluso su presencia a los eslabones comerciales de la cadena de valor como puesteros en los grandes mercados de abasto.

Queda así forjado el tránsito hacia la configuración territorial que asume el periurbano en la actualidad, donde las diversas formas de consumo del espacio interactúan de manera complementaria y conflictiva. En particular, la presión inmobiliaria ejercida sobre las zonas productivas -debido a la valorización de la tierra con potencial de anexión a la ciudad, o bien a la revalorización de los espacios verdes como lugares de residencia elegidos por sectores con alto poder adquisitivo- genera una competencia con el uso productivo del suelo, aun cuando éste cumple la importante función de brindar alimentos a las ciudades.

El caso de Florencio Varela

En el periurbano de Florencio Varela se distinguen diversas formas de ocupación y uso del espacio. En el marco de este trabajo resultan de interés dos de estas formas: la zona de uso residencial predominante que comprende los barrios de San Francisco Grande y San Francisco Chico, y la zona agrícola destinada principalmente a la actividad hortícola.

Los barrios San Francisco Grande y Chico se encuentran ubicados sobre la Ruta Provincial N° 53, a 7 kilómetros del centro de Florencio Varela. La particularidad de su emplazamiento territorial está definida por la coexistencia de diversas formas de consumo del espacio en un área pequeña. Según la Ordenanza Municipal 596/80 de Zonificación y sus modificatorias, estos barrios (clasificados como R2: zona destinada a uso predominante de vivienda unifamiliar, cuyos asentamientos se verifican en parcelas urbanas, con superficie mínima de 300 m2), se encuentran circundados por áreas destinadas a un uso residencial de gran extensión, es decir, casaquintas (RII: subdivisión de lotes de tipo urbano, con edificación dispersa, y RIII: superficie mínima de las parcelas de 2.000 m2). La ordenanza contempla un área de esparcimiento y recreación (E) en el límite sur de San Francisco Grande y una zona de usos específicos (UE) destinada a la radicación de oficinas, instituciones públicas, comercios, centros académicos, salas de espectáculos o lugares de culto, y a la instalación de servicios relacionados con estos usos, al este de San Francisco Chico.

Las zonas descriptas se encuentran rodeadas por espacios destinados al desarrollo de la actividad agrícola, principalmente intensiva (AI), aunque existen también zonas destinadas a la agricultura extensiva (AC), es decir, a la explotación agrícolo-ganadera y la actividad forestal, así como a la radicación de clubes de campo. El uso agrícola intensivo comprende -por normativa- la floricultura, horticultura, apicultura, cría de conejos y cerdos (en estos dos últimos casos no se permite la radicación de instalaciones que sean frentistas de zonas residenciales). Sin embargo, resulta predominante de hecho la actividad hortícola, que ocupa la mayor parte de esta superficie.

Esta coexistencia de usos diversos del espacio (reflejada en la Figura 1) define la forma de configuración territorial que caracteriza al periurbano varelense.

En este trabajo se presenta la situación social, ocupacional y demográfica de la zona comprendida por los barrios San Francisco Grande y Chico, y del área hortícola circundante; se busca establecer cuáles son las particularidades poblacionales que distinguen dichas áreas entre sí, y cuáles las distinguen del ejido urbano. Para realizar esta caracterización se toma como base el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 (CNPHyV).

El análisis de la información censal se aborda, en primer lugar, comparando la incidencia de las variables seleccionadas en términos agregados para: (a) el conjunto de los radios que coinciden con la delimitación de los barrios, (b) los que corresponden a la zona hortícola, y (c) aquellos que comprenden el ejido urbano. Esto permite comparar la situación habitacional, la condición de privación de los hogares, y el comportamiento socio-demográfico y ocupacional de la población en cada uno de los escenarios considerados. En segundo lugar, se presenta el mapeo por radio censal de las variables de mayor interés. Los mapas muestran una estratificación definida a partir de intervalos naturales -de acuerdo con la incidencia por radio censal de las variables consideradas- y dan cuenta de la heterogeneidad espacial registrada en el interior de cada escenario.4

fig1

Figura 1. San Francisco Grande y San Francisco Chico. Usos proyectados según la ordenanza de zonificación
Fuente: Elaboración propia sobre la base de la ordenanza de zonificación.

Por otro lado, se analiza el emplazamiento territorial de distintos modelos de producción hortícola. Para esto se utiliza la información del Relevamiento Hortícola y Florícola 2011 (RHF), realizado en el marco del proyecto “Actividades económicas agropecuarias y no agropecuarias en el periurbano de la Ciudad de Buenos Aires. El caso del partido Florencio Varela”, llevado adelante por el equipo de docentes investigadores de la Tecnicatura en Emprendimientos Agropecuarios de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). Este relevamiento fue diseñado atendiendo a los objetivos del proyecto, y se buscó cubrir el déficit de información secundaria disponible5. Fue aplicado a una muestra de 141 Explotaciones Hortiflorícolas (EH). Si bien los datos obtenidos no tienen carácter probabilístico, la muestra incluye a cerca de la mitad de las EH estimadas en el partido y da cuenta de la heterogeneidad productiva existente.

Expresión territorial de las condiciones de vida

A nivel del total del partido se registra un 32% de viviendas cuya calidad constructiva resulta deficiente, es decir, que no cuentan con materiales resistentes, aislación adecuada, cañería dentro de la construcción, ni inodoro con descarga. Esta incidencia se reduce al 28% en el ejido urbano, alcanza al 51% de las viviendas en los barrios San Francisco Grande y Chico, y se eleva al 54% en la zona hortícola (Tabla 1).

En la Figura 2 se observa la distribución de los radios censales de acuerdo con el nivel de incidencia de viviendas deficitarias. La zona de menor incidencia (hasta 16,6% de viviendas deficitarias) se configura entre el extremo norte y el centro del ejido urbano (mancha verde), circunscripta por un área de incidencia media (entre 16,7% y 35,2% de viviendas deficitarias, en amarillo).

En el periurbano predominan las incidencias medias-altas (entre 35,3% y 55,1%), siendo posible identificar manchas de alta precariedad habitacional en el vértice centro-oeste y en el límite suroeste de San Francisco Grande, y hacia el norte de San Francisco Chico, sobre la Ruta 53. La estratificación presentada evidencia así que, aun en el reducido espacio que ocupan los barrios, se manifiestan fragmentaciones sociales internas.

Por su parte, la zona hortícola presenta rasgos de mayor precariedad habitacional en el noreste de Villa Brown; en el barrio El Alpino, al sur de Villa San Luis; y en el extremo sur de Ingeniero Allan.


fig2

Figura 2. Nivel de incidencia de viviendas con calidad constructiva deficiente por radio censal
Fuente: Elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

Según la ordenanza de zonificación vigente (que regula el emplazamiento de los barrios), las zonas R2 deben estar provistas de ciertos servicios básicos: pavimento, electricidad, desagües pluviales, desagües cloacales, agua corriente y recolección de residuos. Por su parte, las zonas AI deben contar con acceso pavimentado, agua potable, electricidad domiciliaria y alumbrado público. Sin embargo, la información censal evidencia un amplio predominio de situaciones deficitarias en el acceso a estos servicios: el 87% de las viviendas ubicadas en los barrios y 90% de las localizadas en el área hortícola no cuentan con agua corriente, cloacas o pozos con cámara séptica, frente a un 52% en el ejido urbano y un 55% en el total del partido (Tabla 1).

Tabla 1. Incidencia de viviendas por tipo de escenario (%)

Indicador de privación

Total del partido

Ejido urbano

SF Grande y Chico

Zona hortícola

Calidad constructiva insuficiente(1)

31,9

28,4

51,3

53,9

Acceso deficitario a servicios básicos(2)

55,5

51,6

86,8

89,7

Referencias: (1) Porcentaje de viviendas que no disponen de materiales resistentes y aislación adecuada, ni de cañerías dentro de la vivienda e inodoro con descarga de agua.
(2) Porcentaje de viviendas que no disponen de agua de red pública ni desagüe cloacal o de pozo con cámara séptica.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC - CNPHyV 2010. Procesado con Redatam+SP, CEPAL/CELADE.

Por su parte, la situación de pobreza estructural queda reflejada por la distribución de hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Ésta se ubica en el 17% para el total del partido, y el 15% en el ejido urbano. En San Francisco Grande y Chico, el 25% de los hogares se encuentra en situación de pobreza estructural, mientras que en la zona hortícola la incidencia se eleva al 29% (Tabla 2).

Otros indicadores que dan cuenta de la condición de vulnerabilidad social de los hogares son la jefatura femenina, y el número de miembros que los integran. En general, la declaración de las mujeres como jefas de hogar se produce ante la ausencia de la pareja (más que como una reivindicación de género), de manera que las mujeres deben hacer frente en soledad al sostenimiento del hogar. Si bien, tanto en los barrios estudiados como en la zona hortícola, la jefatura femenina se encuentra menos difundida que en el ejido urbano (32% y 27% respectivamente, frente al 34%), la fragilidad de los hogares numerosos a cargo de mujeres es mayor: en los barrios, el 10% de este tipo de hogares son pobres y en la zona hortícola el 12%, frente al 7% en el ejido urbano (Tabla 2).

Tabla 2. Incidencia de hogares por tipo de escenario (%)

Indicador de privación

Total del partido

Ejido urbano

SF Grande y Chico

Zona hortícola

Con NBI

17,0

15,3

25,5

29,5

Con jefatura femenina

33,6

34,0

31,7

26,7

Con 5 miembros o más

29,6

28,1

36,4

33,1

Con jefas mujeres de hogares numerosos con NBI(1)

7,3

6,4

10,4

11,7

Referencias: (1) Sobre el total de hogares con jefas mujeres.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC - CNPHyV 2010. Procesado con Redatam+SP, CEPAL/CELADE.

La asociación que existe entre la pobreza estructural y las características de la vivienda da lugar a una gran similitud entre la estructura habitacional (Figura 2) y la estratificación de las zonas según la incidencia de hogares con NBI (Figura 3). Es decir que la zona con menor concentración de hogares pobres se localiza en el centro urbano y la situación se va tornando más precaria en los anillos circundantes.

En el caso de los barrios, el sector norte de San Francisco Chico, ubicado sobre la Ruta 53, evidencia la superposición de déficits habitacionales y alto nivel de NBI. En San Francisco Grande, esta coincidencia geográfica se verifica solo en el vértice centro-oeste del barrio. Por otro lado, se distingue una zona de menor incidencia relativa sobre la ruta, donde tienden a ubicarse los hogares dedicados a la actividad comercial.

En la zona hortícola, la mancha de privación se desplaza hacia el sur, extendiéndose sobre La Capilla, de modo que continúa abarcando la zona de altos déficits habitacionales registrada en el sur de Ingeniero Allan y se diluye la observada en El Alpino.

Figura

Figura 3. Nivel de incidencia de hogares con NBI por radio censal
Fuente: Elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

Expresión territorial del comportamiento laboral de la población

Las situaciones de privación anteriormente descriptas pueden asumirse como resultado de un proceso en el que interviene la forma de vinculación de la población con el mercado de trabajo. Una manera de aproximarse al comportamiento laboral de la población es analizar las tasas de dependencia y de actividad.

La tasa de dependencia total relaciona la cantidad de personas potencialmente inactivas con la cantidad de activos potenciales en función de un criterio etario. La construcción de este indicador se basa en la expectativa de inactividad de la población de hasta 14 años -rango de edad en que los niños y jóvenes deberían estar exclusivamente abocados a estudiar- y de 65 años y más -edad teórica de retiro del mercado de trabajo para los hombres-. La relación inactivos/ activos define así el esfuerzo económico que debe hacer la población activa (de 15 a 64 años) para garantizar la reproducción de aquellos a quienes se espera encontrar fuera del mercado de trabajo. La tasa de dependencia infantil establece el peso de los niños y jóvenes sobre la población potencialmente activa.

La tasa de actividad constituye un indicador más preciso en la medida en que se aleja del criterio de deseabilidad para determinar -siempre para el tramo de 15 a 64 años- la participación efectiva de los ocupados y desocupados sobre la población total. En este caso la distinción más significativa es la incidencia que alcanza el indicador entre varones y mujeres.

De acuerdo con la información censal, tanto en la zona hortícola como en los barrios se registran tasas de dependencia total más altas que en el ejido urbano (63% y 61% respectivamente, frente al 56%). En los tres escenarios, el peso de los inactivos es atribuible en mayor medida a los niños y jóvenes que a los adultos mayores. Sin embargo, su participación es más elevada en el área hortícola (55%) y en los barrios (54%) que en la ciudad (45%), lo cual evidencia el mayor envejecimiento relativo de la estructura poblacional del casco urbano (Tabla 3).

De esta manera, el esfuerzo económico potencial que debe hacer la población es mayor en los escenarios del periurbano. Aun así, en la zona hortícola y en los barrios, las tasas de actividad presentan valores muy similares a las del ejido urbano (74% y 72% respectivamente, frente al 73%), lo cual implica que la presión sobre las personas efectivamente vinculadas al mercado de trabajo resulta todavía más intensa. Para completar esta caracterización hace falta considerar, por un lado, el nivel de desocupación y, por el otro, la calidad del empleo. Con respecto a este último punto, cabe señalar que el INDEC no ha difundido a la fecha la información registrada en el cuestionario ampliado, por lo que no se cuenta con datos sobre la realización de aportes para jubilación u obra social, indicadores que permitirían establecer la formalidad del vínculo laboral. Con respecto a la tasa de desocupación, prácticamente no se observan diferencias espaciales: 8% en el ejido urbano y en los barrios, y 7% en la zona agrícola intensiva (Tabla 3).

En definitiva, ante una mayor presencia de población potencialmente inactiva en el periurbano, las tasas de actividad y desocupación prácticamente no muestran diferencias con respecto a la zona urbana.

Por último, resulta interesante comparar el comportamiento laboral de varones y mujeres. La tasa de actividad masculina más alta se registra en la zona hortícola (89%, frente al 85% en los barrios y al 86% en el ejido urbano), mientras que la participación laboral de las mujeres no muestra diferencias significativas entre escenarios (58% en la zona hortícola, 59% en los barrios y 60% en la ciudad). Con respecto a la tasa de desocupación femenina, importa destacar que esta se ubica por encima del doble de la masculina (12% y 5% respectivamente), aunque resulta homogénea en los distintos escenarios considerados (Tabla 3).

Tabla 3. Indicadores ocupacionales por tipo de escenario (%)

Indicadores

Total del partido

Ejido urbano

SF Grande y Chico

Zona hortícola

Tasas de dependencia total

57,1

55,9

60,8

62,9

Tasa de dependencia infantil

47,7

45,5

53,8

55,5

Tasas de dependencia de adultos mayores

9,4

10,4

6,9

7,4

Tasa de actividad total

73,0

73,2

72,2

73,8

Tasa de actividad masculina

86,5

86,4

85,5

88,8

Tasa de actividad femenina

59,7

60,3

58,9

58,2

Tasa de desocupación total

8,2

8,2

8,0

7,5

Tasa de desocupación masculina

5,4

5,5

4,6

4,8

Tasa de desocupación femenina

12,1

12,0

12,8

11,9

Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC - CNPHyV 2010. Procesado con Redatam+SP, CEPAL/CELADE.

En los mapas que siguen se observa la estratificación de las variables analizadas previamente en forma agregada.

En los barrios, las tasas de dependencia más elevadas se superponen espacialmente con las áreas de mayor vulnerabilidad social, definidas tanto en términos de déficits habitacionales como de pobreza estructural. La combinación de estos factores constituye un indicador de que la presión económica ocasionada por la población inactiva no logra resolverse de manera satisfactoria (Figura 4).

En la zona hortícola se configuran dos subescenarios distintivos y opuestos. Villa San Luis presenta tasas de dependencia medias-altas, con niveles medios-bajos de vulnerabilidad social; mientras que en La Capilla la situación se invierte, es decir, que aun cuando la participación de inactivos es media-baja, el esfuerzo laboral de los activos no se traduce en mayor bienestar (Figura 4).


figura 4

Figura 4. Nivel de incidencia de la tasa de dependencia total por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

Con respecto a las tasas de actividad, una de las áreas con niveles más bajos de San Francisco Grande es aquella que se viene perfilando entre las más desfavorecidas (el vértice centro-oeste). Esto permitiría asociar la inactividad con el efecto desaliento, es decir, la retirada del mercado de trabajo por abandono de las expectativas de encontrar una ocupación, más que con la elección de ciertos miembros del hogar de permanecer fuera del mismo. En este barrio se configura otra franja de bajo nivel de actividad entre el sector suroeste y el sector emplazado sobre la Ruta 53. En San Francisco Chico la mancha se localiza en el límite sureste del barrio. Ninguno de estos dos últimos sectores se caracteriza por presentar rasgos de elevada criticidad social, por lo que podría suponerse que la estrategia ocupacional adoptada (qué miembros del hogar se insertan en el mercado y quiénes permanecen fuera del mismo) resulta satisfactoria (Figura 5).

La zona hortícola se caracteriza por el predominio de altos niveles de actividad, lo cual resulta consistente con el desarrollo de la actividad hortícola por cuenta propia, y la participación de los familiares como trabajadores. La zona con menor participación laboral de la población se configura en el límite sur de Ingeniero Allan, que registra profundos déficits habitacionales y altos niveles de pobreza estructural (Figura 5).

figura 5

Figura 5. Nivel de incidencia de la tasa de actividad por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

Con respecto a la desocupación, en San Francisco Grande predominan niveles medios-altos (entre 8,3% y 10,9%), menos en el sector ubicado sobre la ruta, donde la incidencia de este fenómeno se reduce (entre 5,6% y 8,2%). San Francisco Chico presenta niveles de desocupación medios-altos en el sur y medios-bajos en el norte. Frente a la situación de vulnerabilidad social que caracteriza al sector norte del barrio, esta constatación permitiría relacionar la cuestión laboral con la baja calidad de los puestos de trabajo a los que logran acceder sus residentes (Figura 7).

En la zona hortícola se registra de manera generalizada un bajo nivel de desocupación (hasta 5,5%). Este fenómeno se relaciona con la actividad productiva independiente. Sin embargo, en Villa San Luis se configura una mancha de nivel medio-alto, posiblemente relacionada con la presión laboral de los hijos de los productores que buscan insertarse en actividades no agrícolas. En el suroeste de Ingeniero Allan, el bajo nivel de participación económica coincide con altas tasas de desocupación. Esta situación se manifiesta en el predominio de déficits habitacionales y pobreza estructural (Figura 6).

figura 6

Figura 6. Nivel de incidencia de la tasa de desocupación por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

Asociación entre las características socio-demográficas y la producción hortícola

El comportamiento laboral de la población residente en la zona agrícola se vincula estrechamente con las particularidades de la actividad productiva desarrollada: la horticultura familiar, la cual se expresa a su vez en términos socio-demográficos.

La producción hortícola del partido se organiza principalmente sobre la gestión del emprendimiento y el trabajo directo de los hombres, que recurren a la capacidad de trabajo familiar. La Figura 7 permite constatar la baja presencia de jefas mujeres en la zona hortícola (hasta 26,9%), excepto en la franja localizada sobre El Alpino, donde la incidencia de hogares con jefatura femenina presenta un nivel medio (entre 27,0% y 32,9%). En la zona productiva se constatan, asimismo, incidencias medias-altas (entre 28,2% y 36,7%) de hogares numerosos, hecho que define las bases materiales de la producción familiar (Figura 8).

figura 7

Figura 7. Nivel de incidencia de hogares con jefatura femenina por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

figura 8

Figura 8. Nivel de incidencia de hogares con 5 miembros y más por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

Otro dato de interés en relación a la actividad hortícola es el origen de la población, debido a la alta participación de bolivianos en la producción familiar. En la zona agrícola intensiva el 12% de la población proviene de otro país (frente al 7% en los barrios y el 6% en el ejido urbano), y el 62% de los inmigrantes son bolivianos (frente al 11% tanto en los barrios como en la ciudad). La Figura 9 pone en evidencia la concentración de inmigrantes bolivianos principalmente en La Capilla y en el sector noreste de Villa San Luis, ubicado entre la avenida Cacheuta y la avenida Guillermo Hudson.

En cambio, en los barrios adquiere significación la presencia de inmigrantes paraguayos. El 7% de la población de San Francisco Grande y Chico es inmigrante; de la misma, el 74% procede del Paraguay (frente al 64% en el ejido urbano y el 25% en la zona hortícola). La Figura 10 permite observar que la población paraguaya se concentra en el sector de San Francisco Chico caracterizado por su alto nivel de vulnerabilidad social, donde se observaba la superposición de déficits habitacionales y pobreza estructural.

figura 9

Figura 9. Nivel de incidencia de la población boliviana por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

figura 10

Figura 10. Nivel de incidencia de la población paraguaya por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

El nivel de escolarización de los jóvenes también puede vincularse al desarrollo de la horticultura, sobre todo en los emprendimientos familiares donde la inserción laboral temprana compite con la asistencia a la escuela. Efectivamente, los datos censales muestran que, tanto en el casco urbano como en los barrios, el 10% de los jóvenes en edad teórica de asistir a la secundaria (de 13 a 17 años) se encuentra fuera del sistema educativo formal, mientras que en la zona hortícola el porcentaje se eleva al 15%. Esta diferencia se intensifica al considerar el sexo de los jóvenes: en la zona hortícola el porcentaje de varones que no asiste a la secundaria supera en 5 puntos porcentuales al de las mujeres. En cambio, el nivel de escolarización tanto de los varones como de las mujeres de San Francisco Grande y Chico resulta muy similar al del ejido urbano (Tabla 4).

Tabla 4. Incidencia de jóvenes por tipo de escenario (%)

Indicadores

Total del partido

Ejido urbano

SF Grande y Chico

Zona hortícola

Porcentaje de jóvenes de 13 a 17 años que no asisten

10,4

9,9

10,4

15,3

Porcentaje de varones de 13 a 17 años que no asisten

11,6

10,9

11,7

17,5

Porcentaje de mujeres de 13 a 17 años que no asisten

9,2

8,8

9,0

12,4

Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC - CNPHyV 2010. Procesado con Redatam+SP, CEPAL/CELADE.

En el caso de los barrios, la exclusión de los jóvenes del sistema educativo adquiere mayor intensidad en el sector de San Francisco Chico caracterizado por sus rasgos de vulnerabilidad social, donde tiende a asentarse de manera predominante la población paraguaya (Figura 11).

figura 11

Figura 11. Nivel de incidencia de la población de 13 a 17 años que no asiste por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

Los modelos de producción hortícola en Villa San Luis y La Capilla

Se presentan a continuación algunas de las características que definen a las formas de producción hortícola en Villa San Luis y La Capilla.

La organización social de la producción hortícola reconoce figuras típicas: el uso exclusivo de mano de obra familiar, la contratación de medieros, el empleo de asalariados, y la combinación de estas dos últimas (con medieros y asalariados)6.

Estas formas de organización social del trabajo se encuentran asociadas con dinámicas productivas, niveles tecnológicos y rentabilidades distintas, de modo que su predominio en cada zona define rasgos territoriales particulares, evidenciados en parte en la caracterización anterior. En La Capilla el 72% de las explotaciones hortícolas (EH) son familiares, mientras que estas representan un 44% en Villa San Luis. En esta última localidad adquiere importancia la mediería, a la que los productores recurren en forma exclusiva (en el 32% de los casos) o contratando adicionalmente asalariados permanentes (15% de los casos).

En las explotaciones familiares de La Capilla se registra un promedio de 3 trabajadores familiares. Sólo la quinta parte contrata un promedio de 1,6 trabajadores para realizar temporalmente las tareas que demandan mayor trabajo. En el caso de Villa San Luis, el promedio de familiares que trabajan en el predio también asciende a 3. Sin embargo, más de la cuarta parte de estas explotaciones contrata un promedio de 6 temporeros durante la campaña agrícola. Es decir que aun el mismo tipo socio-productivo presenta diferencias en estas dos zonas.

Por su parte, la diferencia entre las explotaciones que recurren sólo a la mediería y las que organizan el trabajo en base a la mediería y la contratación de asalariados, no sólo se refleja en la composición de la mano de obra, sino en la cantidad de trabajadores registrados. En Villa San Luis, las primeras cuentan con un promedio de 2 medieros, 2 trabajadores familiares y 2 temporeros, mientras que las segundas registran un promedio de 4 medieros, 1 trabajador familiar -probablemente vinculado con la gestión del emprendimiento más que con el trabajo directo-, 3 asalariados y 8 trabajadores temporales.

Finalmente, en las EH organizadas principalmente sobre el trabajo asalariado se registra un promedio de 9 trabajadores permanentes y 31 temporales. Si bien estos emprendimientos se inscriben en el tipo empresarial, no dejan de contar con trabajadores familiares (2 en promedio).

El tipo y la cantidad de mano de obra utilizada dan cuenta de distintas escalas productivas, de la presencia de distintos cultivos y formas de conducirlos, y de distintos niveles tecnológicos. Luego de definir la forma de organización social del trabajo predominante en Villa San Luis y La Capilla, se abordará entonces la caracterización de los sistemas de producción en cada una de estas localidades7.

En Villa San Luis, cerca de la mitad de los productores (49%) son propietarios del predio en que desarrollan la actividad hortícola, mientras que el 44% arrienda la tierra que trabajan. En La Capilla el porcentaje de productores propietarios se reduce al 28%, siendo el arrendamiento la forma de tenencia más difundida (65%).

El 42% de las quintas de Villa San Luis produce exclusivamente a campo y solo el 7% exclusivamente bajo cubierta, mientras que el 51% restante combina la producción a campo y bajo cubierta. En esta localidad se registra casi un cuarto (0,23) de hectárea bajo cubierta por cada hectárea a campo. En La Capilla, la producción exclusiva a campo pierde importancia (20%), y se resignifican tanto la producción exclusiva bajo cubierta (19%) como la combinada (61%), de modo que por cada hectárea a campo se registra casi media hectárea (0,43) bajo cubierta. Este esquema productivo constituye una estrategia de optimización del uso del suelo, que para los productores de La Capilla se presenta como un recurso de acceso más restringido (el promedio de la superficie en producción en La Capilla es de 3,7 hectáreas y en Villa San Luis de 8,6 hectáreas).

Por otro lado, los productores de La Capilla recurren a una mayor diversidad productiva para minimizar el riesgo económico: el 56% cultiva 5 o más grupos de hortalizas, frente al 42% de los productores de Villa San Luis. Al considerar la producción de hortalizas de fruto (principalmente tomate y pimiento, de más valor en el mercado), se observa una mayor proporción de la superficie implantada bajo cubierta en Villa San Luis (0,80 por cada hectárea a campo) que en La Capilla (0,64).

Si bien el nivel tecnológico se refleja fundamentalmente en la presencia de invernáculos, la inversión en este recurso -que permite incrementar la productividad- resulta más accesible que la tierra, de modo que -como se mencionara antes- su presencia se encuentra más difundida en La Capilla que en Villa San Luis. Otro indicador del nivel tecnológico es la forma de riego. El riego por aspersión permite optimizar el suministro y aprovechamiento del agua, al tiempo que evita la degradación del suelo por arrastre de los nutrientes. Sin embargo, la sistematización de la superficie requiere una alta inversión. En este sentido, se manifiesta mayor difusión del riego por aspersión de los cultivos a campo entre las quintas de Villa San Luis (44%), que entre las de La Capilla (17%). La presencia del tractor introduce otra diferencia, asociada no sólo con la mayor capitalización de los productores, sino con la necesidad de laborear superficies más extensas. Así, el 63% de los productores de Villa San Luis cuenta con al menos un tractor, frente al 57% de los de La Capilla.

El canal de comercialización determina una capacidad diferencial de realizar el precio de los productos. La posibilidad de obtener una mayor rentabilidad por la venta de la producción se manifiesta en la posesión de un puesto propio en un mercado concentrador, situación que se verifica en el 37% de los productores de Villa San Luis, y en el 30% de los productores de La Capilla. Si bien la venta en consignación a un mercado de abasto no presenta diferencias entre los productores de ambas localidades (46%), se vuelven a manifestar diferencias en la modalidad de comercialización más precaria: la venta en tranquera. Ésta se verifica en el 22% de los productores de Villa San Luis y en el 32% de los de La Capilla, y está relacionada principalmente con la disponibilidad de vehículo para el transporte de la mercadería: el 71% de los productores de la primera localidad disponen de medios de transporte propios, frente al 37% de los productores de La Capilla.

Escenarios y sub-escenarios de vulnerabilidad social

A fin de integrar la información anteriormente analizada, se presenta a continuación un índice de vulnerabilidad social que sintetiza el comportamiento de las siguientes variables: calidad constructiva de la vivienda, acceso a servicios básicos, pobreza estructural, jefatura femenina de hogares numerosos con NBI, tasa de dependencia total, tasa de actividad, tasa de ocupación, y jóvenes que no asisten a la secundaria. Este índice ha sido construido a partir de la combinación de situaciones de alto nivel de precariedad por radio censal, de acuerdo con el siguiente criterio: sin indicadores con nivel crítico (zona no vulnerable), hasta 1 indicador con nivel crítico (zona de vulnerabilidad social baja), entre 2 y 3 indicadores con nivel crítico (zona de vulnerabilidad social media), y 4 o más indicadores con nivel crítico (zona de vulnerabilidad social alta).

La Tabla 5 evidencia que en el 60% de los radios censales que comprende el ejido urbano de Florencio Varela, ninguno de los indicadores considerados presentaun nivel crítico. En San Francisco Grande y Chico se registra un nivel de vulnerabilidad media en el 50% de los radios censales, y alta en el 17%. En la zona hortícola, la situación de Villa San Luis contrasta con la que impera en La Capilla: mientras que, en la primera localidad, el 80% de los radios censales refleja una situación de vulnerabilidad social baja, en la segunda, estos se distribuyen por igual entre situaciones de vulnerabilidad media y alta.

El mapeo del nivel de vulnerabilidad social pone de manifiesto, en términos generales, el contraste que existe entre las condiciones de vida que gozan los residentes urbanos, y los del periurbano, donde se destaca la situación de desventaja social que afecta a la población de La Capilla.

Tabla 5. Nivel de vulnerabilidad social por tipo de escenario (%)

Nivel de vulnerabilidad

Total del partido

Ejido urbano

SF Grande y Chico

Villa San Luis

La Capilla

Sin indicadores críticos

52,5

60,1

.

.

.

Con un indicador crítico

21,9

21,0

33,3

80,0

.

Con 2 o 3 indicadores críticos

17,2

14,1

50,0

20,0

50,0

Con 4 o más indicadores críticos

8,3

4,8

16,7

.

50,0

Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC - CNPHyV 2010. Procesado con Redatam+SP, CEPAL/CELADE.

Al poner el foco en los escenarios analizados se observan situaciones heterogéneas, aun en un espacio reducido como el que ocupan los barrios de San Francisco Grande y Chico. En estos se definen claramente dos sectores que requieren de particular atención: el barrio de los paraguayos o el country -como se lo llama irónicamente en la zona-, localizado en San Francisco Chico, y el sector centro-oeste de San Francisco Grande (manchas rojas en la Figura 12).

La zona más desarrollada de San Francisco Grande es la que se ubica sobre la Ruta 53, donde se localiza una gran cantidad de pequeños comercios y algunos micro emprendimientos. Cabe señalar que si bien el sector norte del barrio (mancha verde, exenta de variables con alto nivel de criticidad) forma parte de la zona definida por la ordenanza de zonificación como R2, se encuentra de hecho ocupada por viviendas más similares a las tipificadas como RII (casaquintas). En el caso de San Francisco Chico, se define una franja de mejor situación relativa a lo largo del límite este del barrio. En el resto del espacio que ocupan los barrios, el nivel de criticidad es medio-alto.

Por su parte, el interior de la zona hortícola Villa San Luis muestra la situación de mayor ventaja relativa, y La Capilla la de mayor fragilidad. Esta situación coincide con las particularidades que adopta la producción hortícola en cada una de estas localidades. En el resto del área agrícola intensiva, el nivel de criticidad es medio-alto (Figura 13).

figura 12

Figura 12. Nivel de vulnerabilidad social por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

figura 13

Figura 13. Ampliación. Villa San Luis y La Capilla. Nivel de vulnerabilidad social por radio censal
Fuente: elaboración propia sobre la base del CNPHyV 2010, INDEC.

A modo de cierre

De esta manera, quedan evidenciados los contrastes entre la zonificación definida por la legalidad instituida en la ordenanza y la territorialidad configurada por la situación socio-habitacional, demográfica, ocupacional y productiva de la población asentada sobre estos espacios. En este sentido, ha sido posible observar la conformación de manchas de bienestar y vulnerabilidad que trascienden aun las delimitaciones del centro y la periferia varelense. Las configuraciones territoriales adquieren rasgos específicos, fragmentándose o proyectándose más allá de los límites que definen los bordes y características del casco urbano como zona de bienestar, y de su periferia como zona de pobreza estructural. Un claro ejemplo de esto es la localidad de Villa San Luis que, en tanto zona hortícola desarrollada, presenta rasgos de bienestar asimilables a los del casco urbano.

Por su parte, en los barrios de San Francisco Grande y Chico coexisten situaciones de profunda marginalidad (vinculadas con la radicación de inmigrantes paraguayos) con otras, asociadas a la forma de vida de familias obreras, y el desarrollo de pequeños emprendimientos comerciales que permiten reconocer trayectorias de movilidad y progreso. Para acompañar el esfuerzo que realiza este sector de la población en pos de la construcción de mejores condiciones de vida, se torna imperioso avanzar en el cumplimiento de la ordenanza de zonificación en cuanto a la provisión de los servicios básicos establecidos (asfalto, recolección de residuos, iluminación de calles, desagües pluviales y cloacales). El paisaje de los barrios contrasta fuertemente con el de las casaquintas que los rodean. Sin embargo, sería posible compartir el usufructo de este espacio circundante a partir del aprovechamiento de las zonas reservadas para el esparcimiento según la normativa vigente, en particular la gran extensión de terreno ubicada al sur de San Francisco Grande, que se encuentra destinada a la radicación de instalaciones para deportes al aire libre, colonias de vacaciones, juegos para niños u otras formas de recreación extensiva. Este constituye tan solo un ejemplo de la posibilidad de transformar las tensiones que atraviesan el consumo del espacio, en articulaciones positivas que democraticen el acceso al bienestar.


Notas

1 Además de Berazategui, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Ezeiza, La Matanza II, Merlo, Moreno, San Miguel, José C. Paz, Malvinas Argentinas, Tigre y San Fernando.

2 Mientras que el CNPHyV de 2001 registraba 7.463 personas residiendo en áreas rurales del partido (81% en zonas rurales dispersas, principalmente de La Capilla), el CNPHyV de 2010 no registró población rural.

3 En el AHB se distinguen tres zonas: la Zona Sur (Almirante Brown, Berazategui, Esteban Echeverría, Florencio Varela, La Plata y San Vicente), la Zona Oeste (General Rodríguez, La Matanza, Marcos Paz, Merlo y Moreno) y la Zona Norte (Escobar, General Sarmiento, Pilar y Tigre).

4 Los mapas fueron elaborados mediante el software libre gvSIG. El procedimiento de cortes naturales se basa en la búsqueda de regularidades internas a partir de la estructura conformada por los datos. Una vez determinada la cantidad de estratos a mapear, el sistema encuentra los valores que definen los límites de los intervalos. A diferencia de los cuantiles, este procedimiento no sólo toma en cuenta la cantidad de casos, sino los valores que asume cada uno. La cartografía de base corresponde a la utilizada en el CNPHyV 2010, que es difundida por la Subsecretaría de Coordinación Económica del Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires. Adicionalmente se utilizó Google Earth como apoyo cartográfico.

5 El objetivo general del Proyecto es “dar cuenta de las características de los diferentes escenarios presentes en el territorio periurbano de Florencio Varela, considerando los procesos sociales, económico-productivos y ocupacionales, a partir de los cuales se constituye este territorio. Dentro de este contexto nos interrogamos principalmente sobre los procesos sociales y productivos que configuran este territorio y nos proponemos conceptualizar las realidades rururbanas emergentes”.

6 Esta tipología ha sido presentada en un trabajo previo para el total de los establecimientos hortícolas (Benencia, R., Quaranta, G., Alegre, S. & Ahrtz, F., 2014).

7 Cabe señalar que la cantidad de EH por localidad impide el cruce de las variables productivas con la forma de organización social de la producción, de modo que el análisis se realizará a partir de la caracterización previa de estos espacios: predominio de explotaciones familiares en La Capilla y empresariales en Villa San Luis.

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Fecha de recibido: 10 de septiembre de 2015
Fecha de aceptado: 5 de marzo de 2016
Fecha de publicado: 28 de abril de 2016

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