Mundo Agrario, diciembre 2022 - marzo 2023, vol. 23, núm. 54, e195. ISSN 1515-5994
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Historia Argentina y Americana

Artículos

Patrones de unidades domésticas (UDs) rurales: su estructura territorial diferenciada en zonas agropecuarias y forestales en Chile centro-sur

Pablo Cuevas Valdés

Departamento de Antropología, Universidad Católica de Temuco, Chile
Cita sugerida: Cuevas Valdés, P. (2023). Patrones de unidades domésticas (UDs) rurales: su estructura territorial diferenciada en zonas agropecuarias y forestales en Chile centro-sur. Mundo Agrario, 23(54), e195. https://doi.org/10.24215/15155994e195

Resumen: La inserción del sector silvoagropecuario chileno en el comercio internacional (desde la década de 1980) creó en Chile una especialización regional fundada en ventajas naturales y sociales de diferentes subsectores en determinadas zonas geográficas, destacando los subsectores forestal y agro-frutícola. Se presentan los resultados de un análisis realizado a partir de la encuesta CASEN (2017) que compara el perfil de ingresos de las unidades domésticas trabajadoras silvoagropecuarias de dos grupos de comunas rurales, definidos por la presencia de actividades forestales y agro-frutícolas. Se utiliza una tipología de unidades domésticas para exponer comparativamente sus fuentes de ingreso. De este análisis se concluye la existencia de patrones territoriales de unidades domésticas, correlativos a los subsectores agro-exportadores predominantes y que se relacionan con la particular inserción de estos territorios en la división internacional del trabajo.

Palabras clave: Neoliberalismo, Unidades domésticas, Tipología, Agro-exportación, Forestal.

Patterns of rural domestic units (DUs): their differentiated territorial structure in agricultural and forestry zones in south-central Chile

Abstract: The insertion of the Chilean forestry and agricultural sector in international trade (since the 1980s) created in Chile a regional specialization based on natural and social advantages of different subsectors in certain geographical areas, highlighting forestry activities and agro-fruit. The results of an analysis carried out from the CASEN survey (2017) are presented, which compares the income profile of domestic forestry and livestock workers in two groups of rural communes, defined by the presence of forestry and agro-fruit activities. A typology of household units is used to comparatively expose their sources of income. This analysis reveals territorial patterns of domestic units, correlative to the predominant agro-exporting subsectors and related to the particular insertion of these territories in the international division of labor.

Keywords: Neoliberalism, Domestic units, Typology, Agroexportation, Forestry.

Introducción

La llamada “neoliberalización” del sector silvoagropecuario chileno y la consecuente inserción de su producción en cadenas globales de mercancías, ha supuesto la articulación interna y externa de territorios rurales en pos de la especialización productiva en determinados subsectores de exportación. Este síndrome de orientación socio-espacial ‒que algunos autores han descrito como “regiones-commodity”, articuladas a partir de las relaciones económicas y de poder que suponen los capitales exportadores (Bustos-Gallardo y Prieto, 2019)‒ ha implicado, por un lado, la organización nacional-regional de los espacios –cada región produce aquello en lo que tiene ventajas comparativas‒ y por otro, su organización local –cada espacio se vuelca a las relaciones sociales que confluyen en la producción de esos productos exportables. Dentro de esta organización del espacio a nivel nacional-regional, han destacado dos subsectores exportadores en la zona centro y sur de Chile, ambos con un manifiesto dinamismo económico, con volúmenes de exportación importantes, y con un peso relativo en el PIB (Producto Interno Bruto) y superficie de cultivo considerables, éstos son el subsector agro-frutícola (Murray, 1999; Cuevas, 2012) y el forestal (Klubock, 2014; Cuevas, 2012). Por las características de su dinámica y requerimientos naturales de su producción, ambos subsectores se articulan de manera diferente a los territorios en los que operan, creando diferentes dinámicas en la población que habita y constituye estos espacios. El sector agro-frutícola ha destacado, entre muchas otras dinámicas, por la atracción de fuerza de trabajo temporal ‒de diferentes sexos y sectores‒ favoreciendo determinados patrones de asentamiento y circulación de las personas y trabajadores entre espacios urbanos y rurales (Canales, Canales y Hernández, 2018; Kay, 2002; Anriquez, Foster, Melo, Subercaseaux y Valdés, 2016; Riffo, 1994; Caro 2012; Valdés, 2015, 1988). El sector forestal ha destacado, por el contrario, por la expulsión de población, usualmente relacionada a la baja capacidad de absorción de trabajo del subsector forestal y dificultades ambientales (CONAF, 2014; Klubock, 2014; Torres-Salinas, García, Henríquez, Zambrano-Bigiarini, Costa y Bolin, 2016; Cuevas, 2012; Montalba y Carrasco, 2005; Montalba, Carrasco y Araya, 2005; Cuevas, Calderón, Morales y Sepúlveda, 2010; Almonacid, 2020). Esta diferencia también ha sido previamente observada mediante la comparación de estudios etnográficos (Cuevas et al, 2010; Cuevas, 2012).

La observación respecto del rol que tienen estos subsectores en la organización del espacio y las posibilidades de reproducción de la población conduce al interrogante por las regularidades en la reproducción de las UDs de estos territorios, o en otras palabras ¿existe un patrón diferente en la manera que las UDs componen su ingreso en estos diferentes espacios? ¿Es posible asociar un patrón de composición de ingreso de la UDs a espacios articulados a partir de la producción forestal o agro-frutícola? El presente trabajo consiste en un acercamiento exploratorio –por cierto, parcial y limitado‒ para dar una respuesta a esta pregunta mediante un ejercicio de comparación aplicado sobre la base datos de la encuesta CASEN 20171 de Chile.2

El estudio de los tipos UDs asociados a aquellos espacios articulados a los subsectores silvoagroexportadores, es un elemento fundamental y, en Chile, prácticamente inexplorado del estudio de la articulación interna o local de los territorios en las cadenas globales de mercancías o valores, y pone de manifiesto el peso de las relaciones de poder implicadas en el territorio, capaces de organizar, modificar, configurar y reconfigurar la reproducción de las unidades domésticas. El estudio de esta estructura de UDs puede indicar si un subsector determinado, con una dinámica particular, favorecerá una estructura o patrón de unidades domésticas más campesino o más proletarizado, permitiendo indicar la relación entre una mayor presencia de campesinado en zonas forestales o de unidades proletarias en zonas agro-frutícolas.

El presente artículo expone los resultados de un análisis exploratorio que compara el perfil de ingresos de las unidades domésticas trabajadoras silvoagropecuarias de dos grupos de comunas rurales de Chile, definidos por la diferente presencia e importancia de actividades forestales y agropecuarias. El perfil de ingresos es descrito por medio de la aplicación de una tipología de unidades domésticas (UDs), a partir de la cual se exponen las principales características de estas unidades en cuanto a su composición del ingreso.3 El análisis persigue la hipótesis de que la presencia de diferentes estructuras de demanda de fuerza de trabajo en los territorios, desde diferentes subsectores silvoagropecuarios ‒determinada por una especialización regional del trabajo y la organización de espacios a partir de las actividades‒, impacta en la estructura de composición del ingreso de las UDs que constituyen esa fuerza de trabajo y que habitan esos espacios, generando perfiles diferenciados de composición del ingreso que se configuran como un patrón territorial. Estos perfiles se caracterizan, por una parte, por una mayor asalarización en zonas agrícolas, empujada por la alta demanda de fuerza de trabajo de la agricultura exportadora y, por otra parte, por un menor impacto de las fuentes de ingreso salariales en las UD pertenecientes a zonas con presencia forestal.

El estudio parte del concepto de patrones –o estructuras‒ de unidades domésticas, el cual describe las tendencias predominantes en la composición de ingresos en un grupo de UDs específico. Sin embargo, detrás de esta noción no solo se encuentra una concepción descriptiva de los ingresos que predominan entre los habitantes de determinados espacios o los trabajadores de determinados rubros, sino la cristalización de las relaciones sociales –de producción, de poder y reproducción‒ que constituyen los espacios sociales y territoriales, relaciones que se inscriben en las posibilidades de las UDs –y los agrupamientos sociales que, en sí, ellas constituyen‒ de reproducirse en determinados territorios, a su vez configurados por los procesos históricos, económicos, políticos y sociales determinados.

La neoliberalización del sector silvoagropecuario: El desarrollo de una especialización regional del trabajo

La política neoliberal fue una de las herramientas principales de las que se valió el capital para generar las nuevas condiciones que reclamó su reproducción ‒tanto en Chile, así como en toda América Latina y en el mundo‒ luego de la crisis de acumulación que ocurre en torno a la década de 1970 (Osorio, 2016, 2009; Marini, 1996; Harvey, 2007, 2014; Cuevas, 2020a). Esta política permitió eliminar las trabas globales al comercio internacional y favorecer una nueva división internacional del trabajo. Este contexto forzó a los países latinoamericanos a orientar sus economías hacia las exportaciones, reestructurando a partir de ello su organización productiva interna. Ello implicó, como primera y más importante característica del nuevo patrón de reproducción de capital (Osorio, 2016, 2009, 2004, 2012; Marini, 1982, 1979, 1973), que el mercado interno deja de ser el espacio privilegiado para la realización de las ramas o sectores eje de la producción, y en consecuencia, el sector silvoagropecuario deja de tener como rol fundamental producir “bienes salario” baratos para dinamizar el mercado interno de productos industrializados (Cuevas, 2017, 2020a, 2020b; Rubio, 2001), y su papel central será producir bienes exportables del perfil primario. En este sentido, debe entenderse la centralidad de las actividades extractivas en los países de la región y los conflictos socio-territoriales que las mismas han generado en América Latina (Fernández-Labbé, 2020). La inserción de estos sectores en la división internacional del trabajo ha generado subsectores de vocación silvoagroexportadora, con amplias ventajas comparativas (Cuevas, 2017).

En este contexto de re-primarización de la economía que surge como efecto de la especialización productiva, florecen en Chile, a partir de mediados de la década de 1980, subsectores agroexportadores relacionados, con la producción hortofrutícola –muy intensivos en fuerza de trabajo‒ y a la producción silvícola. El auge de estos sectores debe entenderse en el contexto de una reestructuración de la organización socio-espacial de la producción. La implementación de esta estructura implicó cambios inconmensurables a nivel geográfico generados por la fragmentación de la producción y la disposición de los espacios a participar de las cadenas globales de mercancías e intensificar su fluidez interna y externa (Martner-Peyrelongue, 2020).

Si bien el auge y dinamismo se concentra en los subsectores hortofrutícola y forestal, al tornarse dominantes en amplias zonas productivas del centro sur del país, arrastran en proporción importante al sector en su conjunto con cifras muy vistosas. Desde la década de 1980 hasta la de 2000, el crecimiento del PIB agropecuario, periodo (1982-2007), alcanza el 5.6% promedio anual (datos BCCh, s.f.). El porcentaje del empleo nacional en el sector silvoagropecuario se reduce del 20.3% en 1988 al 9.2% en 2013, sin embargo, el valor agregado por trabajador a la actividad agrícola se triplica en el periodo (datos BM, s.f.). Estos datos se comprenden en el contexto de una completa reestructuración productiva del sector y su orientación a la producción exportadora, donde diferentes análisis han dado cuenta de fenómenos como el traspaso masivo de la superficie desde cultivos menos rentables a actividades exportadoras y la consecuente concentración de la propiedad (Cuevas, 2012, 2017). En términos de estructura agraria y tipos de productores, esta reestructuración ha supuesto la modernización del sector, predominando un productor de tipo capitalista enfocado a agro-negocios (Kay, 2002) y relegando al campesinado como actor productivo.

Un elemento fundamental del estudio de la articulación interna o local de los territorios en las cadenas globales es, sin lugar a dudas, la estructura de reproducción de la fuerza de trabajo, la cual es pesquisable por medio de tipos UDs asociados a los espacios articulados a los subsectores silvoagroexportadores. El estudio de esta estructura de UDs permite una mejor comprensión de la relación de estos sub-sectores productivos con las poblaciones locales y las transformaciones que dichas actividades promueven en la estructura social de los territorios.

¿Por qué patrones de Unidades domésticas? Espacios rurales contemporáneos y preguntas clásicas

En Chile ha existido una profusa investigación acerca de los efectos laborales, sociales, culturales y territoriales de los cambios provocados en el mundo rural por los modernos sectores silvoagroexportadores. En las últimas cuatro décadas proliferaron estudios respecto a la creación de un dinámico mercado de trabajo temporal, tanto en América Latina (Neffa, 1986), como en Chile (Gómez y Echenique, 1986, 1988; Rodríguez y Venegas, 1989; Gómez y Klein, 1993; Falabella, 1990) y las condiciones precarias de estos empleos. Paralelamente, se observa una reestructuración geográfica de la fuerza laboral del sector, mediante la presencia de nuevos patrones de asentamiento de la población, del tipo villorrios rurales y periferias urbano-rurales que fungen de mercados físicos de trabajo para la creciente demanda de fuerza de trabajo temporal (Riffo, 1994, 1994a; Canales y Hernández, 2011; Canales y Canales, 2012). Por su parte, comienza a estudiarse un fenómeno propio de estos nuevos subsectores, como es la feminización de la fuerza laboral agropecuaria y las condiciones laborales de las mujeres temporeras, junto a los cambios socioculturales que ello trae aparejado (Valdés, 1988, 1992, 1998, 2014, 2015; CEDEM, 2005; Caro, 2012).

A ello debe sumarse el avance en el conocimiento de la relación entre la actividad forestal y las poblaciones indígenas y no indígenas próximas (Carrasco, 2012; Montalba y Carrasco, 2003, 2005; Almonacid, 2020b) y la relación entre pobreza y presencia de plantaciones forestales (Donoso y Otero, 2005; CONAF, 2014; entre otros) y el rol de la actividad forestal en la creación del paisaje y sus conflictos con actividades tradicionales (Román y Barton, 2015; Giménez, Carrasco y Aliste, 2018; Farris y Martínez, 2019; Cuevas et al, 2010; Cuevas, 2012) además de su rol en desastres ambientales (Pliscoff, Folchic, Aliste, Cead y Simonetti, 2020).

De esta manera, tanto las nuevas configuraciones geográficas asociadas a los sectores modernos –patrones de asentamiento asociados a los mercados de trabajo temporal‒ y sus externalidades socio-ambientales, como las características de la reproducción de las UDs rurales –multiempleo, relaciones de género, expectativas laborales‒, han sido objeto de copiosa investigación desde las ciencias sociales a nivel nacional dentro del periodo silvoagroexportador. Sin embargo, la relación entre las características que adopta la reproducción de las UDs, por un lado, y los espacios geográficos organizados para atender las nuevas actividades silvoagropecuarias hegemónicas, por otro, o dicho de otra manera, la territorialización de tipos de UDs asociados a los espacios silvo-agro-extractivos, ha sido menos estudiada de manera sistemática. Si bien múltiples investigaciones plantean de cierta manera la relación señalada (por ejemplo, Canales y Canales, 2012; Almonacid, 2020, entre otras que lo hacen indirectamente) ésta en sí no ha sido constituida como objeto de estudio ni se han construido hipótesis que la expliquen. Un precedente puede ser el trabajo de Valdés, X., Rebolledo, L., Pávez, J. y Hernández, G. (2014) que vincula las dinámicas de diferentes actividades extractivas, entre ellas las de la agro-exportación, con las grandes transformaciones a nivel de familia, género y calidad de vida, por medio de la tensión trabajo/familia; empero, no lo aborda en función de una tipificación de las UDs asociadas a estas actividades ni plantea relaciones entre tipos y actividades específicas. El presente artículo constituye un primer y modesto esfuerzo exploratorio en esta línea, proponiendo para ello una metodología particular y herramientas conceptuales operativas que permiten poner atención específica en dicha relación.

El problema planteado, a saber, la territorialización de tipos de UDs asociados a actividades silvo-agro-extractivas hegemónicas, cobra especial sentido si se lo relaciona a las preguntas “clásicas” acerca de los procesos de transformación agrarios.4 Preguntas relativas a la estructura de clases del medio rural y a las transformaciones acaecidas en los grupos sociales que habitan estos espacios rurales, frente a los procesos de modernización impulsados por estas actividades, encuentran lugar a partir de los resultados de un análisis que describe a las UD en un continuo de posibilidades que va desde unidades campesinas a proletarias. Regresaremos sobre esto.

Aspectos teórico-metodológicos: Unidades Domésticas y la tipología

Desde la antropología económica, la consideración de la categoría de UD tiene una importante tradición. Proviene de la discusión que plantea Claude Meillassoux (1998) en 1975 respecto de la propuesta que en 1974 desarrolla Marshall Sahlins (1977), quien introduce al debate sobre las “economías primitivas” el concepto de “modo de producción doméstico”. Su uso fue profuso en el contexto de los estudios que se desarrollaron desde la antropología y la sociología respecto del campesinado en países periféricos en las décadas de 1970 y 1980 (Bartra, 2007; Palerm, 2008; Warman, 1988; Stavenhagen, 1976) y sus relaciones con los procesos de acumulación capitalista (Stoler, 1987; Gordillo, 1992) y ha sido fuertemente retomando en el contexto de los estudios de género (Fobre, 1982; Harris, 1986) y relacionado al concepto de trabajo no remunerado y a las inequidades del trabajo doméstico (Federici, 2018; Benería, 2008; Fobre, 1982; Benería y Roldán, 1992). Por su parte, la idea de que la manera en que las UDs componen su ingreso afecta a los salarios y la dinámica capitalista, al relacionarse con la “producción de los productores” ‒es decir la reproducción de trabajo‒, es planteada originalmente por Meillassoux (1998) y ha sido recuperada en innumerables investigaciones, incluso para caracterizar zonas productivas en la economía mundial (Wallerstein, 1989, 2004).

En general, existe relativo acuerdo respecto a que una UD consiste en un núcleo humano dentro del cual se suman los ingresos y el trabajo de varios de sus integrantes en función de la reproducción de todos los integrantes del núcleo, dominando en su interior –principal y generalmente‒ la lógica de la reciprocidad generalizada (Cuevas, 2017; Mauss, 1972; Service, 1984; Sahlins, 1977), lo que no implica una situación armónica, pues, en su interior puede haber un “conflicto cooperativo” ‒como señala Amartya Sen (1987)‒ y puede existir una serie de “inequidades institucionalizadas” (Geisler, 1993). Independientemente de los vínculos sanguíneos, es lo anterior lo que la define a la UD y no la institución de la familia. El uso de esta categoría no puede sino referirse en su contexto histórico-social particular (Balazote, Radovich, Rotman, y Trinchero, 1998) y consideramos que el esfuerzo por establecer modelos decisionales en su interior resulta infructuoso.

Para caracterizar de manera general los tipos de UDs se utilizará una tipología construida a partir del peso proporcional de diferentes fuentes de ingreso (Cuevas, 2017, 2019).5 Identificamos cuatro fuentes de ingreso de la UD, cuya proporción determina el tipo de UD. Estos son: A = Producción doméstica auto-consumida (valores de uso) M’ = Producción doméstica mercantilizada, MT = Mercancía Trabajo (tiempo de trabajo vendido al capital, bajo la forma de salarios), que puede ser de carácter permanente o temporal, y S = Subsidios.6 Debe aclararse que, al tratarse de unidades compuestas por más de un trabajador, cada fuente (A, M’, MT o S) puede ser producto de la suma de los aportes de más de un integrante, y un integrante puede aportar ingresos de más de una fuente.7 Como se indicó, estos tipos se establecen a partir de las proporciones de ingresos provenientes de las distintas fuentes, establecidas en la Tabla 1. (Cuevas, 2017)

Tabla 1
Construcción de la tipología de las Unidades Domésticas a partir de la composición de su ingreso
Construcción de la tipología de las Unidades Domésticas a partir de la composición de su ingreso
Fuente: elaboración propia (Cuevas, 2019, 2017).

La tipología reconoce a tres grandes tipos generales de UDs: las productoras agropecuarias, las subsidiadas y las proletarias. Las unidades proletarias no presentan subdivisiones. Sin embargo, en las unidades agropecuarias y en las subsidiadas reconocemos subtipos. Las unidades subsidiadas, son un tipo creado para capturar a las unidades que ya no viven de los aportes de su trabajo, y que usualmente responden a unidades que pertenecieron a otros tipos que ya se encuentran en fases terminales de su ciclo demográfico. En ellas se reconocen tres subtipos, (agropecuarias, proletarizadas y no trabajadoras). En las unidades agropecuarias, reconocemos dos subtipos: las no proletarias y las semiproletarias. Las no proletarias, se dividen a su vez en dos sub-subtipos: comerciales y de autoconsumo. Por su parte, las unidades semiproletarias se dividen también entre las comerciales y las de autoconsumo.8

El perfil general derivado del peso proporcional de los diferentes tipos de UDs en el conjunto de UDs agropecuarias, en un universo que constituye un mercado de trabajo de mayor envergadura, conforma lo que aquí denominados como estructura de unidades domésticas, caracterizada por la preeminencia de uno o más tipos específicos entre el conjunto de las unidades, lo que, planteamos, tiene efectos importantes a nivel del mercado de trabajo, a nivel de los tipos de producción, etc. El concepto de estructura de UDs es diferente al tradicional concepto de estructura agraria, y no pretende reemplazarlo, sino estudia otra dimensión de la estructura del sector –la reproductiva‒ es decir, es más bien complementario (Cuevas, 2019).

Esta estructura de UDs, que supone la existencia de un patrón o regularidad en estas proporciones a nivel de mercado, se constituye a partir de diferentes patrones más particulares (locales) que muestran sus distintas cualidades a partir de las características territoriales de los espacios de los que forman parte. En otras palabras, para ordenar estas nociones, referiremos por estructura de UDs a la regularidad macro y, a nivel más abstracto (por ejemplo, a nivel nacional o macro-regional) y como patrón de UDs, a la regularidad observada a nivel territorial.

Diseño del ejercicio comparativo

El trabajo cuyos resultados se presentan a continuación, describe el perfil de ingresos de las UDs a partir de la aplicación de la tipología construida, como se dijo, a partir de la proporción de cuatro tipos de ingreso (producción doméstica auto-consumida, producción doméstica mercantilizada, tiempo de trabajo vendido o mercancía trabajo y, finalmente, subsidios y otras transferencias) en el ingreso total. Se aplica esta tipología sobre una muestra de hogares en la base de datos de la encuesta CASEN 2017, específicamente en los hogares de una selección de ocupados silvoagropecuarios. Luego, se compara la estructura derivada del peso proporcional de los diferentes tipos de UD,9 entre dos grandes grupos de UDs, cada uno de ellos caracterizados a su vez por su pertenencia a comunas que se distinguen por su diferente grado de presencia de actividades forestales. Si la hipótesis es correcta, los tipos de UD determinados por un mayor peso de ingresos salariales, deben ser más frecuentes en las zonas con menor presencia forestal respecto de aquellas con mayor presencia de la misma actividad.

La selección de los dos grupos de UDs comparados se realiza a partir de grupos de comunas y no directamente a partir de hogares seleccionados por su vinculación a cada actividad productiva, debido a que se busca indagar en los efectos de estos subsectores en la estructura de unidades domésticas por medio del efecto que estos tienen en la articulación del territorio, y no solo mediante una relación directa entre un subsector y las UDs que le venden su fuerza de trabajo. Este componente territorial otorga a la delimitación del grupo de comunas cierta centralidad en la metodología, dado que no se pretende simplemente correlacionar dos variables haciendo abstracción de los anclajes espaciales, sino sopesar los efectos socio-económicos en escalas socio-espaciales. Lo anterior también implica el supuesto de que la movilidad de la fuerza de trabajo entre comunas no es un fenómeno masivo.10

Debe advertirse que los resultados constituyen una aproximación general al establecimiento de la relación estudiada, dado que al subdividir la muestra los diferentes grupos más pequeños se van alejando de los cálculos originales realizados por los diseñadores de la muestra de CASEN y van perdiendo representatividad. Los resultados no se interpretan como una demostración sino como un antecedente empírico en la línea de fundamentación de la hipótesis planteada.

Por otro lado, debe considerarse que, en la fuente de información, la consideración del ingreso por autoconsumo está posiblemente subvalorada, dada la metodología del cuestionario de CASEN, cuestión que el lector debe ponderar al leer los resultados.

Por último, se deben tener presente las definiciones y delimitaciones operativas, que permiten comprender el contenido de las categorías de análisis y que sintetizan algunos criterios de selección: Ocupados silvoagropecuarios,11 Selección de las Regiones,12 Hogares AMUOSAPP.13

Síntesis de resultados

Selección de los grupos

Debido al diseño comparativo de la metodología, parte significativa del desarrollo del ejercicio exploratorio es la construcción-selección de los grupos que serán comparados. En los siguientes cuadros se muestra la delimitación de los diferentes grupos definidos respecto de las muestras y sus universos expandidos de acuerdo al ponderador de CASEN 2017, y luego la selección de los grupos de comuna según actividades agropecuarias y forestales.

La selección comienza con un grupo de regiones que concentran la mayor proporción de la actividad silvoagropecuaria14 y escogiendo allí los ocupados silvoagropecuarios principales antes definidos.

Figura 1
Mapa de Chile, regiones selectas del estudio
Mapa de Chile, regiones selectas del estudio
Fuente: Elaboración propia.

Como puede verse en la Tabla 2, estos ocupados silvoagropecuarios selectos son en su gran mayoría ocupados agrícolas, estando en torno a las cuatro quintas partes del total, y en menor proporción pecuarios y forestales.

Esta desproporción y la menor presencia de ocupados forestales principales (menos a la décima parte) no es sorprendente y se relaciona precisamente con el menor nivel de demanda de fuerza de trabajo desde el subsector forestal, elemento directamente señalado en nuestra hipótesis. Por su parte, al poner a los ocupados en el contexto de sus hogares (UDs) las proporciones no cambian de manera importante.

Tabla 2
Ocupados silvoagropecuarios y sus hogares, a nivel nacional y regiones selectas (Universo expandido y %)
Ocupados silvoagropecuarios y sus hogares, a nivel nacional y regiones selectas (Universo expandido y %)
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CASEN 2017.

Selección de los grupos de comunas

Distinguiremos dos grupos de UDs (Hogares AMUOSAPP) caracterizados por su pertenencia a comunas donde existe presencia de actividades forestales. Se definió a las zonas de mayor influencia de las actividades forestales a aquellas en las que desde el 10% de los ocupados silvoagropecuarios trabajaran en actividades forestales. Así se escogió a las UDs (Hogares AMUOSAPP) de un grupo de comunas con mayor presencia forestal y otro sin mayor presencia de esta actividad: las denominadas comunas “más forestales” y comunas “más agropecuarias o menos forestales”, el primer grupo comprende 87 comunas, y el segundo 130, sumando un total de 217 comunas. Del total de hogares AMUOSAPP de la muestra, el 27,2% vive en comunas “más forestales” y el 72.8 en comunas “menos forestales”. Ello contrasta con la superficie que ocupan los diferentes subsectores, donde los cultivos forestales llegan a una tercera parte (33%) de la superficie total cultivada, por encima de cereales (19.8%), forrajeras (19.8%), frutales (12.6%) y viñas y parronales (5%) (Datos de INE, 2007).

Debido a que el criterio de selección es la ocupación, estos grupos incluyen UDs tanto de zonas urbanas como rurales. Como puede verse en la Tabla 3, en ambos grupos de comunas predominan los hogares con residencia rural, sin embargo, en ambos casos los hogares con residencia urbana se encuentran apenas por debajo de la dos quintas partes, lo que posiblemente se debe a los patrones de asentamiento de la población asociados al modelo agroexportador chileno ‒villorrios rurales, periferias urbano-rurales‒, que fungen de mercados físicos de trabajo temporal (Riffo, 1994, 1994a; Canales y Hernández, 2011; Canales y Canales, 2012).

Tabla 3
Grupos de comunas por subsector de los ocupados silvoagropecuarios, urbano y rural
Grupos de comunas por subsector de los ocupados silvoagropecuarios, urbano y rural
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CASEN 2017.

A nivel de su distribución entre las regiones del país, los hogares AMUOSAPP selectos con vocación agrícola se concentran en las regiones del centro, los pecuarios en las del sur, y los forestales en el centro-sur (ver Tabla 4), distribución que es coincidente con las ventajas comparativas agro-ecológicas que presentan las diferentes zonas del país para las diferentes actividades productivas.

Tabla 4
Hogares AMUOSAPP selectos, según región y subsector de sus ocupados
Hogares AMUOSAPP selectos, según región y subsector de sus ocupados
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CASEN 2017.

En efecto, la distribución observada en la Tabla 4, es sumamente coincidente con la superficie que utilizaban los diferentes tipos de cultivos por región de acuerdo al Censo Agropecuario y Forestal de 2007, según se puede observar en la Tabla 5. Las actividades y hogares asalariados hortofrutícolas se concentran en las regiones centrales del país, dentro de nuestra selección (Valparaíso, 0´Higgins y Maule) y las actividades y hogares asalariados forestales en las regiones del centro sur (Maule, Bio-Bio-Ñuble y La Araucanía).

Tabla 5
% de superficie total sembrada o plantada por principales grupos de cultivos, según regiones seleccionadas (2007)
% de superficie total sembrada o plantada por principales grupos de cultivos, según regiones seleccionadas (2007)
Fuente: Elaboración propia a partir de VII Censo Agropecuario Y Forestal, 2007, INE.

De la misma manera, los hogares AMUOSAPP pertenecientes a comunas “más forestales” se concentran, de norte a sur, desde El Maule a Los Lagos, mientras que los hogares pertenecientes a comunas “más agropecuarias” o “menos forestales” se concentran desde Valparaíso a El Maule (ver Tabla 6).

Tabla 6
Distribución de los hogares AMUOSAPP selectos por regiones según pertenencia a comunas más forestales y más agropecuarias
Distribución de los hogares AMUOSAPP selectos por regiones según pertenencia a comunas más forestales y más agropecuarias
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CASEN 2017.

Aplicación de la tipología de UDs

Considerando la tipología de UDs expuesta más arriba sobre los hogares AMUOSAPP selectos, sin distinguir los dos grupos de comunas, puede apreciarse el importante peso de las UDs proletarias (Ver Tabla 7). Esa es una característica distintiva de la estructura de unidades domésticas chilena (Cuevas, 2020a). La importancia de los subsectores dinámicos demandantes de fuerza de trabajo se refleja en esta estructura.

Tabla 7
Tipología de UDs aplicada, muestra completa
Tipología de UDs aplicada, muestra completa
Fuente: Elaboración y cálculos propios a partir de datos de CASEN 2017.

Sin embargo, si aplicamos ahora la misma tipología en los hogares AMUOSAPP selectos distinguiendo los dos grupos de comuna, lo que vemos es una diferenciación importante entre aquellas definidas como más forestales y aquellas definidas como más agropecuarias (Ver Tabla 8).

En términos generales, de la Tabla 8 puede destacarse que efectivamente el peso de las unidades proletarias es considerablemente mayor en el grupo de comunas más agropecuarias o menos forestales. A su vez, vemos que el peso de las unidades agropecuarias es notoriamente mayor en las comunas más forestales, más que doblando el mismo tipo en el grupo de comunas menos forestales. Las diferencias son proporcionalmente importantes, lo que más allá de las imprecisiones de la muestra, refuerza la idea de que es posible hablar de un patrón a este respecto. Esta relación es evidentemente favorable a la hipótesis planteada.

En lo particular, dos aspectos deben destacarse. Primero, la escasa presencia de unidades semiproletarias en general, pero particularmente en los territorios “más forestales” que muestran un perfil productor agrícola más claro. Ello puede interpretarse como un indicador de una escasa relación entre las UDs de los territorios forestales con actividades asalariadas. Al margen de la distancia física con sectores urbanos, ello da cuenta del menor perfil de demanda de fuerza de trabajo asalariado desde las explotaciones forestales, lo que redunda en una “menor intensidad” de la relación capital/trabajo entre capital forestal y habitantes de territorios forestales. El segundo aspecto que llama la atención es que esta mayor proporción de unidades agropecuarias en zonas “más forestales” tenga un perfil más comercial que de autoconsumo, pues las explotaciones forestales suelen emplazarse en suelos con menores potencialidades productivas agrícolas y, por lo mismo, menos competitivas en cuanto a renta diferencial. La subvaloración del autoconsumo en la metodología de CASEN puede explicar en parte esta observación como una distorsión, pero de todos modos se relaciona con “ingresos monetarios agrícolas” menores, y en la misma línea, con los mayores índices de pobreza de las comunas más forestales (Donoso y Otero, 2005; CONAF, 2014).

Tabla 8
Estructura de UD en comunas más forestales y más agropecuarias
Estructura de UD en comunas más forestales y más agropecuarias
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CASEN 2017.

De esta manera, a partir de la Tabla 8 puede plantearse la existencia de un patrón diferente de UDs asociado a los grupos de comunas más forestales y más agropecuarios, lo que posiblemente puede explicarse mediante un efecto diferenciado de estos subsectores dominantes (en términos de superficie y de capitales) sobre los territorios en que residen ambos tipos de UDs.

Tabla 9
Aporte porcentual promedio de las fuentes de ingreso en los tipos de unidades domésticas
Aporte porcentual promedio de las fuentes de ingreso en los tipos de unidades domésticas
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CASEN 2017.

A partir de la lectura de la Tabla 9 se pone de manifiesto que el peso promedio de las distintas fuentes de ingreso en los hogares es coherente con la hipótesis perseguida. La producción doméstica mercantilizada es sustantivamente más importante en unidades de zonas más forestales, así como también el autoconsumo (posiblemente subvalorado). Asimismo, destaca el mayor peso proporcional del salario entre las unidades de zonas más agropecuarias.

Reflexiones finales

A partir del análisis realizado es posible sostener que la presencia de diferentes estructuras de demanda de fuerza de trabajo (con y sin presencia de actividades forestales) impacta en la estructura de composición del ingreso de las UDs que constituyen esa fuerza de trabajo, generando perfiles diferenciados de composición de ingreso caracterizados por una mayor asalarización en zonas “más agropecuarias” y una menor importancia de los salarios en zonas “más forestales”. Ello es observable en el ejercicio comparativo exploratorio realizado, que arroja una proporción significativamente mayor de UDs productoras agropecuarias en zonas “más forestales” (28.1%) respecto de zonas “más agropecuarias” (13.7%), y una correlativa mayor proporción de UDs proletarias en éstas últimas (75.2%), respecto de zonas “más forestales” (54.7%). Esta relación da cuenta de que la organización productiva de los espacios en pos de atender la inserción de la producción local en las cadenas globales de mercancías, tiene la capacidad de organizar las relaciones sociales de tal manera que es capaz de configurar un patrón particular de unidades domésticas asociado a una particular actividad productiva y a sus requerimientos de fuerza de trabajo, afectando la estructura de los ingresos de las unidades domésticas que atienden la demanda de fuerza de trabajo. En el caso de la producción silvoagropecuaria chilena, subsectores más intensivos en fuerza de trabajo se asocian a una estructura de UDs mayormente proletarizadas, mientras que subsectores menos intensivos en fuerza de trabajo y más extensivos en el uso del suelo se asocian a estructuras de unidades domésticas más agropecuarias. Los resultados de esta comparación son, en este sentido, coherentes con la observación etnográfica que señala una dinámica de expulsión de población en zonas con mayor vocación forestal, versus una opuesta dinámica de atracción y reasentamiento de población en zonas con vocación hortofrutícola de exportación durante las últimas tres décadas. A su vez, este análisis es un insumo importante para pensar la relación entre la dinámica de los sectores dominantes del capital y los procesos de transformación de las economías locales.

De esta manera los resultados del ejercicio exploratorio refuerzan la hipótesis de la existencia de una diferente estructura de UDs asociada a los grupos de comunas más forestales y más agropecuarias. Ello da cuenta de un efecto territorial diferenciado de estos subsectores dominantes y del control, más allá del espacio y la de propiedad, de la dinámica y reproducción de las unidades reproductivas del trabajo por el capital, aunque no exista una relación contractual permanente. Los sectores eje del capital en cada zona, no solo disponen del espacio donde controlan la propiedad, también dictan la pauta reproductiva de las UDs asociadas directa o indirectamente a los espacios que controla.

Estos resultados se prestan a nuevos interrogantes respecto del proceso de articulación de las UDs con las actividades silvo-agro-extractivas ¿Las actividades forestales modificaron en un grado menos agudo a la población que habitan en su entorno respecto del proceso en zonas agro-frutícolas? Para responder correctamente esta pregunta es necesario un estudio diacrónico. Una hipótesis simplista al respecto sería que los resultados del ejercicio indican un proceso de transformación en efecto menos intenso a partir de las actividades forestales respecto de las agro-frutícolas, es decir un efecto “menos modernizador” de las actividades forestales sobre su entorno socio-territorial; sin embargo, de antemano puede llamarse la atención sobre el hecho de que una visión de esa naturaleza no incorpora los procesos de formación y modificación de la propiedad que ocurren en el país desde 1965 a 1985 (aproximadamente). Las zonas “más forestales” pueden por ejemplo ser coincidentes con las zonas en las que, previamente a la Reforma Agraria, predominaron sectores campesinos, cuestión por cierto abordada de manera general en la bibliografía (Bengoa, 1990). Una lectura de ese tipo tampoco incorpora los eventuales cambios en los sistemas productivos y productos tradicionales de las economías agrícolas domésticas a partir de las nuevas condiciones de mercado, así como los cambios que las mismas plantaciones forestales pueden haber generado en los sistemas productivos domésticos previos, cuestión que los estudios etnográficos han puesto de manifiesto. Más bien, es necesario insistir en que lo que debe relevarse es la capacidad –igualmente importante‒ de los sectores hegemónicos del capital silvo-agro-extractivo de generar una articulación territorial interna que modifica a su necesidad la propia estructura de reproducción de las UDs.

Agradecimientos

Este artículo es resultado del proyecto de investigación Fondecyt N° 11220597, titulado “La estructura de unidades domésticas rurales en La Araucanía: Territorialidades, patrones territoriales y relaciones/conflictos con el capital silvo-agro-extractivo (forestal/frutícola)”. El autor agradece los comentarios recibidos de los evaluadores anónimos de Mundo Agrario, los que han permitido enriquecer el trabajo. Los errores que persisten son responsabilidad del autor.

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Notas

1 La Encuesta CASEN 2017, liberada en 2018, es a la fecha la última vigente en su formato tradicional. Entre octubre de 2020 y enero de 2021 se desarrolló un nuevo levantamiento de información por vía telefónica. Esta metodología genera dudas respecto de la muestra y la calidad de las respuestas en sectores rurales, por lo que, para los efectos de lo discutido en el presente artículo, consideramos a CASEN 2017 como la fuente idónea, al menos hasta mediados de 2023.
2 Una versión parcial y preliminar del ejercicio con la base de datos –sin las interrogantes, marcos teóricos, discusión y reflexiones‒ fue presentada en las XI Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales 2019 y se encuentra disponible en sus Actas: https://www.ciea.com.ar/web/CIEA2019/CIEA2019.htm Esta indagatoria forma parte del proceso de desarrollo del proyecto Fondecyt 11220597, titulado “La estructura de unidades domésticas rurales en La Araucanía: Territorialidades, patrones territoriales y relaciones/conflictos con el capital silvo-agro-extractivo (forestal/frutícola)”.
3 Tipología desarrollada en Cuevas (2017), publicada en Cuevas (2019) y aplicada en (Cuevas, 2020a).
4 Es importante indicar que, si bien el presente artículo aborda empíricamente al territorio y al espacio principalmente desde la espacialización de relaciones de producción y reproducción, no se plantea que el territorio consista o se reduzca a ser un receptáculo de esas relaciones.
5 La elaboración teórico-metodológica que articula esta tipología descriptiva puede encontrarse publicada en español en Cuevas (2019).
6 Por su escasa presencia en los sectores que analizaremos empíricamente, se dejó afuera a las rentas.
7 Por ello, debe considerarse que, por ejemplo, MT puede ser igual a MT_integrante1+MT_integrante2, y que S puede ser igual a S_integrante1+S_integrante2.
8 Una amplia justificación teórica de la tipología y de cada tipo definido puede encontrarse en Cuevas (2019).
9 El concepto de UD se operacionaliza como equivalente al concepto de “hogares” de CASEN.
10 Existen algunos datos que permiten sostener ese supuesto, al menos en el sector hortofrutícola. Una encuesta representativa a nivel de los trabajadores temporeros de la fruta en Chile en las cuatro regiones con mayor superficie en frutales ‒O’Higgins, Maule, Valparaíso, y Biobío‒ (Anriquez y Melo, 2014), arrojó que menos de una quinta parte de los temporeros encuestados debe moverse a otra comuna de su domicilio para llegar a su lugar de trabajo, y que el promedio de tiempo de desplazamiento entre ambos lugares es apenas 27 minutos. Ello no implica que la movilidad entre comunas no sea un fenómeno importante.
11 Refieren a los ocupados de la rama “agricultura, ganadería, caza y silvicultura” en CASEN 2017 que declaran como principal esa ocupación, (8.2% de los ocupados a nivel nacional) y dentro de ésta, ocupados que señalan oficios como “agricultores y trabajadores calificados agropecuarios” y “trabajadores no calificados”, (correspondientes al 82.6% de los ocupados de la rama).
12 Se seleccionaron ocho regiones de Chile centro y sur (Valparaíso, O’Higgins, Maule, Biobío, La Araucanía, Los Lagos, Los Ríos, Ñuble). Se selecciona a los “ocupados silvoagropecuarios” en las regiones selectas. A este grupo lo llamaremos “ocupados silvoagropecuarios selectos”, y corresponden al 78.2% de los ocupados silvoagropecuarios a nivel nacional.
13 Hogares AMUOSAPP (Al Menos Un Ocupado Silvo-Agro-Pecuario Principal), refiere a todos los hogares donde viven los “ocupados silvoagropecuarios agropecuarios selectos”. Esta es una categoría operativa que permite operacionalizar el concepto de UD silvoagropecuaria
14 Los ocupados silvoagropecuarios principales, se distribuyen en las regiones selectas de la siguiente manera: Región de Valparaíso, 8.9%; Región del Libertador Gral. Bernardo O’Higgins, 14.9%; Región del Maule, 19.2%; Región del Biobío, 6.7%; Región de La Araucanía, 11.6%; Región de Los Lagos, 6.2%; Región de Los Ríos, 3.6%; Región de Ñuble, 7.1%. En conjunto suman el 78.2% de los ocupados silvoagropecuarios principales del país.

Recepción: 17 Mayo 2022

Aprobación: 29 Noviembre 2022

Publicación: 31 Marzo 2023

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