Mundo Agrario, vol. 10, nº 20, primer semestre de 2010. ISSN 1515-5994
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Estudios Histórico Rurales

Reseña/Review

Carla Gras y Valeria Hernández (coord.) 2009. La Argentina rural. De la agricultura familiar a los agronegocios. Buenos Aires: Biblos. 289 p.

Luciana Muscio

Instituto de investigación y desarrollo tecnológico para la pequeña agricultura familiar. (IPAF)
Región Pampeana - INTA - CONICET
lucianamuscio@yahoo.com


El libro de Carla Gras y Valeria Hernández propone una mirada amplia desde las ciencias sociales para ayudar a comprender que ha sucedido en el campo argentino en los últimos quince años. Con una perspectiva actual y compleja intentan indagar en los recientes procesos de transformación, brindando elementos interesantes para pensar el campo hoy: el nuevo paradigma del agribusiness, con sus ganadores y sus perdedores. Así, a través de distintos aportes de los especialistas que escriben para este libro, las autoras irán construyendo la imagen de este nuevo modelo que han llamado "ruralidad globalizada".

En el primer artículo titulado "El fenómeno sojero en perspectiva: dimensiones productivas, sociales y simbólicas de la globalización agrorrural en la Argentina", Gras y Hernández nos introducen en el mundo del agro post crisis del 2001. La recuperación económica del sector tendrá su reflejo en el aporte de la exportación de granos a la economía nacional. Sobre esta base se reconfiguran las identidades, centrando los sentidos en torno a un icono particular: la soja.

Condiciones materiales necesarias para la implantación de este nuevo modelo fueron las reformas de los años 90 y el proceso de innovación tecnológica. La lógica financiera, representada en el pool de siembra y los fondos de inversión directa, ingresará también en la actividad agrícola. Su contracara serán aquellos sectores de la agricultura familiar, que endeudados y sin posibilidad de acceder al crédito, quedaron desplazados o excluidos de la producción. En este marco, en 1996 se produce la liberalización de la soja transgénica, lo que le dará un nuevo empuje a la ya presente tendencia a la agriculturización.

En este trabajo las autoras nos presentan una reconstrucción del proceso por el cual la soja, ligada a la siembra directa, logra posicionarse en el campo. Las grandes protagonistas de este proceso serán las empresas multinacionales, como Monsanto, que irán ganando mercado hasta llegar a dominar la escena. El resultado de ello no sólo implicará profundos cambios a nivel técnico y agronómico, sino un "nuevo modo de representación social del sector". De esta manera se configura el llamado "boom sojero", donde confluirán diversos sentidos que las autoras sabrán develar.

El segundo artículo "La ruralidad globalizada y el paradigma de los agronegocios en las pampas gringas" de Valeria Hernández pone su atención en el cambio de modelo socioproductivo vivido en los últimos 15 años. Su influencia va mucho más allá de la adopción de la soja como cultivo, implicando un cambio en la división social del trabajo.

Desde una mirada antropológica la autora nos introduce en el "paradigma de los agronegocios", con el objetivo de comprender tanto a sus principales actores, su marco de referencia y su organización colectiva más visible AAPRESID, como así también la "solidaridad de facto" que se construye entre diferentes actores de categorías sociales diversas que logran articularse alrededor de este paradigma.

La mirada compleja de la autora sobre la empresa de agronegocios tipo nos ayuda a comprender los cambios acontecidos en el agro de los últimos años desde la lógica de los propios actores protagonistas de la escena. Una trama nueva de relaciones se sucede, hacia adentro y hacia afuera, posicionando a los actores en la vanguardia del cambio, con miras al mercado global. Los antiguos factores productivos se resignifican y el conocimiento, ligado a la innovación, es revalorizado como el movilizador del cambio.

Las transformaciones a nivel subjetivo marcan un quiebre con la agricultura familiar. La propiedad de la tierra ya no es la base de identidad para estos nuevos actores, apareciendo la figura de los "sin tierra". Se produce un desplazamiento del "hombre de campo" al productor moderno, innovador, con una organización flexible, hábil para el management y dotado de alta tecnología. Ya no se trata del conocimiento agronómico del chacarero, de ese saber hacer transmitido de generación en generación, sino de un conocimiento institucionalizado, impartido por programas de posgrado en agronegocios, a los que se suman el espacio asociativo y mediático. De esta forma la función formadora y multiplicadora del agribusiness irá adquiriendo una fuerte legitimidad.

También se produce un quiebre en el horizonte de aspiración social de los agentes, ya no será el modelo del terrateniente sino la pertenencia a esta nueva "sociedad del conocimiento" la que guíe sus ambiciones. Lo que se desprende de la descripción de Hernández es la imagen de un agente en constante dinámica, no anclado a la forma propiedad, subido a los circuitos del capitalismo global donde su principal potencial es la combinación de conocimiento, capacidad de innovación y movilidad, con el objetivo de llegar a ser una "red de redes". A su vez surge una red de nuevos actores prestadores de servicios que en este escenario se vinculan de manera flexible, muchos de ellos expulsados de la producción.

De esta manera se instala el modelo de "ruralidad globalizada", cuya consecuencia natural es la concentración de la producción, y que sin embargo por la lógica organizativa del mismo, en forma de red, genera solidaridad entre actores muy disímiles, como aconteció durante el conflicto por las retenciones móviles.

El siguiente artículo, "Los 90 y después. Criterios de pertenencia, exclusión y diferenciación social en tres pueblos del corredor sojero" de Karina Bidaseca y Carla Gras, nos introduce en la vida de los pueblos de interior, tomando los casos de Alcorta, Maciel y Bigand, en la provincia de Santa Fe. Aquí veremos como se manifiestan las dinámicas del nuevo modelo en estos espacios tradicionalmente ligados a la producción agropecuaria. La nominación de éstos como "pueblos sojeros" será el resultado de un cambio en el uso de la tierra, en parte por la crisis de la ganadería y la lechería, que han llevado a muchos productores a la reconversión, y a otros a la expulsión, afectando el tejido social local.

El análisis de los cambios en la estructura social es abordado a partir de datos estadísticos generados por una encuesta que se complementan con un estudio etnográfico, ambos a cargo del propio equipo de investigación. La forma de abordaje de las autoras les permite salirse de las visiones más comunes y contrapuestas de aquellos que postulan el vaciamiento poblacional de los pueblos, así como de quienes, desde el paradigma de los agronegocios, pregonan la teoría del derrame.

Los resultados brindan una imagen de los procesos de diferenciación y fragmentación social presentes en estas sociedades, evidenciado tanto por los números como en los relatos y el espacio. Estos dan cuentan de una población pobre o en riesgo de caer en la pobreza, frente a sectores medios altos y altos que concentran las bondades del modelo.

A su vez la imagen histórica de que estos pueblos "viven del campo" internamente se habría modificado, pues la mayoría de los ingresos ligados a la actividad agropecuaria no provienen del trabajo en la propia explotación sino de actividades relacionadas, a la vez que otro tipo de actividades productivas son reconocidas como movilizadoras de la economía local.

El cuarto trabajo de este libro se titula "Reconfiguraciones sociales frente a las transformaciones de los 90: desplazados, chacareros y empresarios en el nuevo paisaje rural argentino". Allí Gras y Hernández retoman el análisis de los actores sociales presentes en el campo a partir de la visión que Miguel Murmis (1998) construye de los procesos vigentes en el agro argentino. Este autor rescata las dinámicas complejas, dándonos la imagen de un triple movimiento que estaría caracterizando a las transformaciones en el agro globalizado. Más allá de la tendencia a la concentración, al mismo tiempo se estarían produciendo movimientos entre las capas de productores, generando mayor diversidad vertical entre quienes logran sumarse al cambio y quienes no. Simultáneamente movimientos de diferenciación social al interior de capas antes homogéneas generaría procesos de "heterogeneización".

Las historias de vida de productores familiares capitalizados de Entre Ríos y Santa Fe que en las décadas del 70' y 80' participaron de la modernización tecnológica permite a las autoras reconstruir la manera en que estos procesos, y las características del nuevo modelo que se instala en el agro de los últimos tiempos, se materializan en las historias y la subjetividad de los actores sociales, tanto de aquellos que hoy se reconocen empresarios como de quienes debieron vender sus campos en los años 90'.

El siguiente artículo aborda una temática particular. En "Los ingenieros agrónomos y la "nueva agricultura": des/reterritorialización de la profesión" Susana Grosso y Christophe Albaladejo se ocupan de la problemática de los ingenieros agrónomos en este nuevo escenario. Partiendo de la base de la importancia del anclaje territorial para el desarrollo de esta profesión, los autores postulan que los mismos estarían atravesando una crisis en sus perfiles profesionales, antiguamente construidos en base a la figura del experto técnico regional. El trabajo analiza los procesos de desterritorialización a partir del estudio de caso de Santa Fe, acentuados desde los años 90' con la implantación del nuevo modelo centrado en la soja. Ello traería aparejado la deslegitimación del tipo profesional anterior, reconfigurándose su rol dentro de la producción, hoy en día más ligado a la venta de insumos o la especialización dentro de equipos interdisciplinarios para el asesoramiento integral.

El sexto trabajo "Transformaciones, continuidades y tensiones en el mundo chacarero. La herencia en la pampa gringa" de José Muzlera nos introduce en la subjetividad chacarera, una identidad en transformación. Desde un abordaje cualitativo y con un importante trabajo de campo, el autor se imbuye en los modos de vida de estos productores. Sirviéndose de Bourdieu, Muzlera nos hablará de habitus desgarrados. De este modo irá dando cuenta de la relación con la tierra, con el proceso de producción, el modo de ser chacarero y las tensiones en las que se ven envueltos estos sujetos dentro del nuevo modelo productivo, donde las bases de su identidad son cuestionadas. La relación con los medios de producción se flexibiliza, el trabajo familiar en proporción disminuye, las formas de labranza cambian, los valores morales tradicionales se modifican, trastocándose su escala de valores y los marcos cognitivos a los que se ajustaba, e interpelando su modo de ser chacarero.

Su análisis se adentrará además en un factor fundamental dentro de la reproducción familiar, como son los mecanismos de herencia. Confluirán en el nuevo escenario situaciones de conducción compartida novedosas para la idiosincrasia chacarera, así como tradicionales "arreglos" familiares, que van entrando en tensión con los nuevos tiempos.

El séptimo artículo de Clara Craviotti, "Tecnologías intangibles y relaciones interempresariales: los agentes productivos en el cultivo del arándano en Entre Ríos", indaga en el rol de las "tecnologías blandas" para el caso de un cultivo particular, nuevo y altamente relacionado a los circuitos globalizados.

Este cultivo, desconocido en el país hasta hace quince años, resulta un caso testigo para el estudio de las nuevas dinámicas en el agro. Allí encontramos nuevos actores que, a partir de la salida de la convertibilidad, llegan a la actividad con una "orientación profesionalizada del agro", disposición para invertir y tomar riesgos, en vistas a ocupar un nicho de mercado estacional en Europa y Estados Unidos. Dentro de esta situación también encontramos agentes nuevos con menor capacidad de inversión, que atraídos por la promesa de ganancia, ingresan a la actividad sin el suficiente conocimiento y sufren las consecuencias de una producción altamente especializada y con requerimientos técnicos propios.

En relación a la tecnología propia de esta producción, una de sus características es la existencia de un mercado especializado de asesoramiento técnico, privado y permanente, al que acceden mejor los actores más capitalizados. El papel de la gestión y la planificación también juegan un rol importante, así como la subcontratación y tercerización de servicios, mientras que las acciones de cooperación e intercambio de información son escasas, siendo un obstáculo para el desarrollo de sistemas productivos localizados.

En el artículo "Pluriactividad: funciones y contextos. Preguntas teóricas y análisis de dos zonas frutícolas del Alto Valle rionegrino" Bendini, Murmis y Tsakoumagkos se ocupan de indagar en las distintas significaciones de las estrategias de pluriactividad según el nivel de los actores, tomando a productores frutícolas de esta zona. El interrogante que guía el estudio estará centrado en descubrir si la pluriactividad funciona en estos casos como una oportunidad para la acumulación o como una estrategia para la resistencia, indagando además si se trata de nuevas conductas o pautas tradicionales. Su unidad de análisis será la pequeña empresa familiar o chacarera.

Luego de un recorrido sobre la bibliografía referida al tema en la región pampeana, los autores se introducirán en las particularidades de la producción de peras y manzanas, las cuales dan características propias al tema en cuestión. Siendo una de las actividades más dinámicas del país, ha implicado un proceso no lineal de incorporación de alta tecnología y aumento de la escala minima de producción -con sus consecuencias para los agentes sociales tradicionales-, presentando a su vez ciclos de crisis y bonanza, que afectan diferencialmente a los agentes y su pluriactividad.

A continuación el trabajo presenta datos estadísticos y resultados preliminares de una investigación en curso, de donde se desprende la existencia de una amplia diversidad de situaciones, que sin embargo permiten inferir cierta tendencia en la función de la pluriactividad: siendo para los pequeños una estrategia para subsistir, entre los medianos y grandes aparece como una opción a la hora de acumular y diversificar.

El siguiente artículo titulado "El INTA y sus órdenes simbólicos en pugna" de Mariana G. Calandra analiza el orden simbólico del INTA, desde sus orígenes hasta la actualidad, rescatando las modificaciones y tensiones resultantes de sus cambios de orientación. Luego de una descripción minuciosa de la estructura organizativa de la institución, en la que las entidades gremiales del agro tienen una importante participación, la autora nos introduce en la reconstrucción histórica de las prácticas de extensión e investigación y el rol de sus actores involucrados. Sus comienzos en 1956 marcarán a una institución orientada a la producción de bienes públicos, siendo su principal destinatario "la familia rural". Esta será la base de la identidad "intiana" forjada desde esos años, en directa relación con los actores a los que estaba dirigida. El vuelco vendrá con la intervención militar de 1976, donde se pondrá en marcha el "proyecto transferencista" dando un giro hacia la lógica mercantil, orientada a la producción de bienes y servicios apropiables. A partir de ese momento la población objetivo será el "productor viable", significando tensiones internas y una mayor valorización de la investigación por sobre la extensión.

Durante la recuperación democrática se dará una importante restructuración que intentará devolverle a la institución algunas de las capacidades perdidas, junto a la reincorporación de prácticas de participación y control social, que sin embargo no revertirán los procesos iniciados en los años 70'. En la década del 90' llegarán los intentos de privatización del INTA, acorde con la exacerbación de la lógica del mercado imperante en la época. Serán las bases participativas de la institución y la apelación a los aspectos simbólicos de sus origines las que la salvarán de ese destino.

En el décimo artículo "El nuevo empresariado agrario: sobre la construcción y los dilemas de sus organizaciones" Carla Gras retoma el análisis de este actor poniendo el eje en la construcción identitaria de sus organizaciones empresariales, que se crea por contraposición a las tradicionales SRA y FAA.

El foco de la investigación estará en AACREA, organización que se remonta a 1957, y que a lo largo del tiempo se ha mantenido como una propulsora de la modernidad en el agro. Su reconstrucción histórica permitirá indagar en esta clase de productores agropecuarios, que desde la visión de sus fundadores, tendrá una vocación emprendedora e innovadora, en busca de soluciones técnicas conjuntas frente a problemas productivos. Ideas fuerza como "cambio tecnológico", "cambio intelectual", "anticipación"-en relación al análisis racional del contexto productivo-, "progreso técnico", entre otras, dan la idea del tipo de actores sociales que conformaban desde sus orígenes esta organización y que, desde los inicios a la actualidad, pretendieron estar a la vanguardia del cambio, diferenciándose de las elites tradicionales del agro. El nuevo sujeto acorde con estos ideales será el empresariado agrícola, que además tendrá una función moral superior: producir alimentos baratos.

En la práctica esta organización se basa en la creación de grupos de productores (CREA) que vinculados a asesores técnicos e investigadores universitarios realizan experiencias y mediciones para el mejoramiento de sus campos y su productividad. La expansión de las semillas híbridas y la siembra directa irán de la mano de esta organización, que a medida que fue creciendo y necesitando recursos económicos para ampliar su acción, se fue vinculando a bancos y empresas agroindustriales.

Si bien su objetivo intenta ser fundamentalmente técnico, evitando presentarse como una organización corporativa con voluntad de presión sobre el Estado, su carácter influyente, con clara pretensión hegemónica, promulga un modelo del agro consecuente con sus intereses.

El siguiente artículo de Pablo Barbetta, titulado "El derecho distorsionado: una interpretación de los desalojos campesinos desde el análisis del campo jurídico", aborda la problemática de la tenencia precaria de la tierra en la provincia de Santiago del Estero a partir de la experiencia del MOCASE. El análisis se centra en la forma como se presenta este conflicto en el ámbito judicial, entendido como un espacio donde se expresan relaciones de lucha y poder. Allí empresarios y campesinos se someten a un poder exterior, aquel que dentro de un orden democrático determina lo justo y lo injusto. El trabajo analiza el proceso por el cual los actores construyen su legitimidad -tanto empresarios como campesinos- y cómo estos últimos pasan de una situación de sometimiento a una conciencia de derechos, a partir del conocimiento de la ley veinteñal y la organización para evitar el desalojo de sus tierras, en tanto campesinos con derechos de posesión. Este proceso no se produce sin conflictos, enfrentando a sujetos con visiones del mundo, habitus y dotaciones de poder diferentes.

La interpretación que los jueces hacen de la ley y cómo la visión hegemónica del agro se filtra en su accionar será otro de los temas de análisis, indagando en qué medida las prácticas judiciales se adecuan a los principios democráticos de libertad e igualdad.

El libro finaliza con el artículo "Después de la emergencia. El Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha: la consolidación en el espacio público y las pequeñas revoluciones domésticas" de Luciana Manildo. Pasado el momento más conflictivo y entrada la era post devaluación - lo cual ha generado un cambio positivo en las reglas de juego para el agro pampeano- la autora se plantea una doble mirada sobre estas mujeres. El análisis se centrará tanto en la redefinición y consolidación de su organización frente al nuevo escenario, como hacia el interior de su organización familiar, donde a partir del proceso que implicó la toma de conciencia y su reconocimiento como actoras legítimas, las antiguas reglas del mundo doméstico y la dominación masculina comienzan a ser puestas en cuestión. El trabajo rescata además la experiencia del juicio a que son sometidas varias de sus integrantes en 2007 como un hito en la historia del movimiento que ha implicado su maduración como tal.

El resultado final resulta ser muy positivo, ya que a través de artículos cortos y de amena lectura el libro nos permite reconstruir a grandes rasgos la imagen de una Argentina rural que se ha modificado sustancialmente en los últimos años. El lector interesado podrá encontrar allí diversos caminos para seguir indagando, lo cual resulta ser una de las principales ventajas de este libro: nos permite una mirada amplia de los actores del agro, de los exitosos y los no tanto, para entender la manera en que se relacionan sin negar su existencia, como parte de ese todo históricamente heterogéneo mundo rural argentino.

Bibliografía

MURMIS, Miguel. 1998. "El agro argentino: algunos problemas para su análisis". En: GIARRACA, Norma y Silvia CLOQUELL (comps.) Agriculturas del Mercosur. El papel de los actores sociales. Buenos Aires: La Colmena.

Fecha de recibido: 18 de julio de 2010.
Fecha de publicado: 28 de julio de 2010.

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